🙋♂️ Cuando la sesión venía a velocidad crucero y parecía que todo se resolvía en pocos minutos, Blanco y Monteverde casi reviven el duelo entre Hipólito Yrigoyen y Lisandro De La Torre.
La pregunta de Fernanda Gigliani encendió la polémica. Pidió la palabra para consultar si Agapito Blanco iba a pedir reformas en la comisión de Planeamiento, que ella preside, por las declaraciones vertidas en Proyecto Escaño. Aclaró que lo que cuestiona es una posible incompatibilidad de tipo ético, ya que el concejal se autodefinía en su página como desarrollador inmobiliario.
Blanco, por su parte, intentó aclarar sus dichos trazando un “paralelismo”. Sugirió que plantear una incompatibilidad sería como si dijera que Gigliani no puede ser la presidenta por no tener un título afín.
Entonces, quien se metió en la discusión fue Marina Magnani. Pidió que de la misma manera que se objetan dichos como los de Monteverde, habría que tener en cuenta declaraciones como las de Blanco. Detalló una entrevista realizada por el periodista Alberto Lotuff al empresario de la construcción Aldo Lattuca y al concejal. Según Magnani, allí se dijo que ella tenía “aserrín en la cabeza”. Habló también de un reiterado tratamiento misógino.
Tras la desmentida de Blanco, lo que siguió fue la intervención de Juan Monteverde. “Me parece importante reivindicar la labor de Gigliani como presidenta de Planeamiento”, comenzó. Para continuar: (por los dichos de Magnani) “es típico de cagón…Le gusta que hablen de él. Es una especie de (Javier) Milei”. Remató: “Estos personajes pueden ser graciosos, pero con el tiempo se vuelven peligrosos”.
Ante esto, Blanco le hizo una propuesta al edil de Ciudad Futura. “Hagamos de esto un evento deportivo. Vayamos al club de Tucumán entre Oroño y Balcarce, cobremos una entrada y donemos el dinero recaudado, eso sí, necesito 60 días para prepararme.” El concejal de Juntos por el Cambio terminó: "lo digo muy en serio, no fue una broma".