El tema genera posturas encontradas en los cinco proyectos que se debaten en el Concejo. Por un lado quienes pretenden la prohibición de los cuidacoches y por otro, quienes prefieren una regulación. El antecedente mas cercano es la decisión de la ciudad de Santa Fe, donde aprobaron una Ordenanza que prohíbe la actividad. Consiste en una advertencia de un inspector municipal de llevar adelante una actividad ilegal, y si hubiera resistencia, la policía procederá a la detención del cuidacoches.
El procedimiento, para Fernanda Gigliani es "un pésimo antecedente" y un "fracaso del Estado". Marca una diferencia entre quienes trabajan de cuidar autos y de los grupos mafiosos que se aprovechan:
. "La prohibición lo único que hace es poner la mugre debajo de la alfombra, no resuelve absolutamente nada"
Al mismo tiempo, la concejala advierte que los proyectos prohibitivos, simplemente aplican una multa, situación que ya plantea el Código de Convivencia. Ante ello, manifiesta:
. "La pregunta es si se aplicó alguna multa a algún trapito en la ciudad de Rosario desde que se aprobó el código. Es casi una tomada de pelo"
. "Son personas de sectores sociales que se encuentran fuera del sistema. Resulta una ficción plantear la aplicación de una multa a personas que por lo general son insolventes"
. "El Estado tiene que hacer una separación entre aquellos que son mafiosos, que se organizan para extorsionar y cometer delitos y los que quedaron afuera del sistema y que hace muchos años ejercen esta actividad informal"
Respecto al proyecto de su autoría, aclaró que no pretende "instituir el trabajo de trapito u oficializar":
. "Tiene que haber un periodo de transición donde el Estado tome este tema, se haga cargo, genere un padrón, un relevamiento, pueda este trabajar con cada uno de estos actores haciendo un trabajo prácticamente artesanal de saber cuál es su composición familiar, y ver cómo se trabaja un proyecto de vida alternativo"