🖤 La vida pública del pastor Eduardo, empezó el 1º de enero de 2012, cuando a su hijo Jere, lo asesina una banda de narcotraficantes, junto a sus amigos Patón y Mono. El caso, conocido como el triple crimen de Villa Moreno, lo llevó a ponerse al frente del reclamo de justicia. Nunca de venganza.
Al poco tiempo, la salud de su mujer se deterioró. Según Eduardo, «la violencia también se llevó la esa vida».
Su trabajo social y el reclamo de justicia, siguieron más fuertes que nunca.
En febrero de 2014, otro de sus hijos, Jairo, fue acribillado en Dorrego al 1000. Otro episodio confuso y tremendo.
Esa militancia, lo llevó a formar parte de Ciudad Futura y pelear por una banca en el Concejo rosarino. Es recordado el momento del debate de candidatos, en que mostró la foto del arma que mató a uno de sus hijos.
Tiempo antes, se había difundido la imagen donde se lo ve rezando en la cárcel con los asesinos de su hijo.
En diciembre de 2017, juró como edil de la ciudad. Integró el bloque de Ciudad Futura con Juan Monteverde, Caren Tepp y Pedro Salinas. En su corto mandato, integró las comisiones de Seguridad y de Obras Públicas. Al poco tiempo, protagonizó un episodio recordado en el recinto. Ediles de todos los partidos, acordaron una declaración positiva sobre el aborto legal, seguro y gratuito. Pero Eduardo se negó, contradiciendo incluso, a sus compañeros de bloque.
En diciembre del 2018, terminó su rol como concejal, ya que renunció tras una denuncia de acoso sexual. En un comunicado, el partido indica que activaron el protocolo para estos casos, por lo que se debe «correr a la persona de los lugares de referencia, poder o representación que tenga».
«Como en Ciudad Futura todos somos iguales y no hay privilegios, se activa de la misma manera, aunque se trate de un concejal». En su lugar, asumió Jesica Pellegrini.
A partir de ese suceso, volvió a su actividad pastoral pero no se alejó de la militancia.















