📜 El rompecabezas de la muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi
El sueño del pibe: jefe por dos días
Casi no hay empleado de ningún organismo estatal o empresa privada que no haya deseado ser, para sacarse varios gustos personales, jefe por un día.
El sueño se le cumplió a Gumersindo Coll, Jefe Político – interino- por 48 horas, en reemplazo de Ruiz Moreno y para entregar el mando a Camilo Aldao, en el marco de una situación social convulsiva que lo obligó a soportar persecuciones y hasta prisión.
El nuevo funcionario, nacido el 18 de julio de 1822, fue el hijo de Pedro Aldao y Joaquina Rodríguez del Fresno. Aldao, quien desde muy joven militó en el Partido Unitario, estuvo al frente del cargo sólo por algunos días y finalmente fue reemplazado por Emilio Maldonado.
Cuando por orden de Rosas fue fusilado su padrastro Domingo Cullen, emigró a Corrientes y se alistó en las fuerzas unitarias del general Paz y participó de la batalla de Caaguazú, en 1841. Se trasladó luego a Uruguay, donde se desempeñó como ayudante mayor del presidente Fructuoso Rivera, actuando en los enfrentamientos armados librados a ambas márgenes del Plata, hasta la caída de Rosas, en 1852.
Retornó a Rosario, donde en 1854 fue designado cónsul segundo del Tribunal de Comercio, tarea en la que se desempeñó acertadamente gracias a su tesonero afán de trabajar y descollar como literato y periodista y un año más tarde se casó con Inés Nicolorich, viuda de Ruiz, con la que tuvo diez hijos: Elvira Inés, Inés de las Nieves, Camilo Ricardo, María Luisa, María Amalia, Ricardo Camilo, maría del Rosario, José María, Guillermo José y Martín Buenaventura.
Como miembro del Partido Liberal intervino en la Batalla de Pavón en 1861, actuando como segundo comandante del Batallón de Guardias Nacionales de Rosario, integrado por voluntarios incorporados a los batallones de Urquiza.
Se desempeñó en 1866 como concejal y el 14 de febrero de 1868, en el marco de la revolución contra Nicasio Oroño, Santa Fe fue intervenida y a su frente fue puesto, provisionalmente Camilo Aldao, quien en ese carácter presidió el acto eleccionario que permitió a Mariano Cabal hacerse de la gobernación santafesina el 7 de abril de 1868.
Mientras el gobernador López estaba en el sur, apoyando la sublevación de Jerónimo Costa, en la provincia de Buenos Aires, algunos conspiradores infiltrados, que respondían al coronel Santiago Oroño, desbarataron sus propósitos de desarrollar la ciudad de Rosario a partir del puerto, que concentraba el mayor movimiento comercial, como demostración irrefutable de su creciente poder económico.
Aldao, -es necesario hacer hincapié en ello- fue partidario de la capitalización de Rosario y en el Congreso Nacional se destacó junto al senador Joaquín Granel. En 1874 formó parte del grupo que fundó el Banco Provincial de Santa Fe, a la vez que durante dos años tuvo a su cargo la presidencia del Club Social de Rosario.
Como adversario del gobernador Servando Bayo, fue detenido durante su administración en 1876 y remitido a Buenos Aires, donde estuvo a disposición de las autoridades nacionales. El gobierno federal terminó por decretar su libertad y a partir de ello mantuvo correspondencia con Mitre.
Admirador de Nicasio Oroño, Camilo Aldao, tuvo una gestión importante en lo que concierne a la fundación de colonias y pueblos, formando una sociedad con su hermano José María Cullen, con quien fundó la colonia Jesús María –Timbúes- en 1874, mientras que, en 1881, ya disuelta la sociedad participó del acto fundacional de las colonias de Bella Vista –1881-, Aldao –1885-, Garibaldi –1886- y Colonia Elisa que fundó en la provincia de Córdoba, con su yerno Manuel Díaz.
La familia Aldao era parte de un clan familiar poderoso que lideraba –junto a la de Freyre- el sector más liberal y laico de la política santafesina. Camilo formaba parte de la agrupación política conducida por Simón de Iriondo, un personaje cuyas cualidades de líder, sobre todo en las zonas rurales de la provincia –que le garantizaba a la vez consenso y control sobre las milicias provinciales- son coincidentemente señaladas por varios autores.
Los Aldao tuvieron fuertes intereses en las tierras de la zona central y sur de Santa Fe y dejaron de ser ganaderos para comenzar a transitar la actividad comercial, la producción agrícola y el trabajo intenso como fundadores de colonias, en las que hicieron las veces de exportadores e importadores de frutas.
Las divisas de Aldao fueron orden, religión y federalismo. Estuvo casado con Inés Nicolorich y dos arterias – una en Rosario y la restante en la capital mediterránea- llevan su nombre. Falleció en Rosario el 3 de julio de 1892, a los 72 años.
Rosario gobernada por «pasantes»
Un grupo de funcionarios que asumieron el cargo más importante de la ciudad, duró en el mismo sólo 216 horas. Tal es el caso de Emilio Maldonado, quien pasó como un rayo por la jefatura política, ya que se mantuvo en la cúspide del poder por sólo 9 días a partir del 8 de febrero de 1868, fecha en la que asumió oficialmente.
Maldonado, en 1854, había sido juez de Paz, junto a Cayetano Carbonell y a Rodoaldo Bravo y el 24 de julio del mismo año, acompañó con su firma a Antonio Fragueiro en un documento relacionado con las apuestas cuadreras, debido a que el ya ex Jefe Político poseía un caballo para ese tipo de competencias.
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Desde el 17 de febrero hasta el 29 de marzo de 1868, condujo, como pudo, la ciudad, otro de los «pasantes» que tuvo el gobierno político; Luis Lamas y Hunt.
El proceso histórico de Rosario no lo tuvo en cuenta como un elemento importante, ya que su participación no se destacó como político liberal, siendo el prestigio de su padre el elemento determinante que posibilitó su nombramiento como Jefe Político por el gobernador Oroño, cuando el designado tenía sólo 30 años.
Luis Lamas y Hunt, al momento de decidirse su nombramiento estaba integrado a la cúpula de la sociedad rosarina, con una clara inserción económica, perfil alcanzado en base a la posición alcanzada por su padre, abonada con una actividad comercial que podría calificarse como destacada.
Al momento de ser designado, se había generado una danza de nombres para ocupar la jefatura política. Sólo 16 días antes se había nombrado como Jefe Político a Camilo Aldao, quien a las 2 semanas es designado por la Legislatura como gobernador interino, cargo que asume el día 15 del mismo mes, aunque entró en funciones el día 23 de febrero, ya que el mandato constitucional de Oroño concluía el día anterior, aunque – vale resaltarlo- el gobierno de Aldao fue desconocido por la intervención nacional.
En definitiva y para volver a nuestro relato original, en ese clima de «reacomodamientos» en la política de la provincia de Santa Fe y más específicamente a la de Rosario, es necesario apuntar que desde el 17 de febrero comienzan a aparecer documentos que llevan la firma de Luis Lamas y Hunt como Jefe Político hasta el 25 de marzo de 1868, en que obligado por las circunstancias, se ve obligado a renunciar, pasando la jefatura política a manos de Aarón Castellanos, el que fuera nombrado por el general Emilio Conesa, en su carácter de delegado militar de la intervención nacional del doctor Eduardo Costa.[1]
Era evidente que la inestabilidad política existente entre febrero y marzo de 1868 era seguida por representantes de países europeos en Rosario, quienes no eran precisamente actores pasivos de la convulsión interior en que vivía Rosario [2].
La primera de las huellas que dejó Luis Lamas y Hunt en el paso por la historia rosarina quedó marcada el 7 de octubre de 1862. La recorrida detallada que efectuamos en publicaciones de su tiempo, nos permitió precisar que Lamas y Hunt, el citado día de octubre del aludido año, en una diligencia de la empresa Mensajerías Nacionales Iniciadores, envió cinco mil pesos bolivianos plata a José Roudel y Cía, del Comercio del Morro, en San Luis.
Los indios que regalaban dinero robado
La diligencia fue asaltada por la indiada al día siguiente de su partida, en inmediaciones de Guardia de la Esquina. Los indios se encontraron inesperadamente con tanto dinero y no sólo se lo llevaron a su toldería, sino que una parte de los billetes se los regalaron a los que estaban a cargo de la galera, unos «gana pan» de la empresa. Los indios me hicieron acordar de un clásico de los personajes de la Edad Media: Robin Hood.
La firma Luis Souce y Cía.-[3] inició juicio por incumplimiento de contrato, tarea que tuvo a su cargo el administrador de la empresa ante autoridades provinciales y locales, reclamando por el daño y la falta de vigilancia militar suficiente, razones que -según la empresa victimizada – alentaron el ataque de los salvajes. La justicia, por su parte, no hizo lugar a la demanda.
[1] Diario El ciudadano. Ernesto Del Gesso. Historiador. 11/12/2010. Pág. 2
[2] Había cónsules acreditados de los Estados Unidos, Portugal, Italia, Bélgica, Francia, Suecia y Noruega, los que enviaban informes mensuales a sus gobiernos sobre la situación que les tocaba vivir. El historiador Juan Álvarez señaló en sus escritos que el cónsul inglés Hutchinson, al establecer que la ciudad corría el riesgo de sufrir saqueos, gestionó ante el embajador norteamericano, los servicios de una cañonera norteamericana para que nuestra ciudad estuviera custodiada. Felizmente la nave no intervino.
[3] Era una de las empresas principales en el transporte de pasajeros y carga que tenía a su cargo un servicio regular desde Rosario.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto Rosario en el Recuerdo: El puerto rosarino en esta fotografía de 1866. Su autor es el alemán George Alfeld que se ha avecinado tres años antes. Se puede observar la Bajada Grande (actual Sargento Cabral) y a la derecha el galpón de dos plantas que constituyó el primero de los edificios que se destinaron a Aduana. La presencia de un regular número de navíos se explica por un suceso que terminó de dar impulso a la ciudad: la Guerra del Paraguay, teatro bélico que se abastecía de hombres, pertrechos y mercancías que provenientes del Interior o de Buenos Aires, se concentraban en Rosario y desde aquí eran reembarcados río arriba.
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