PROYECTO ESCAÑO

Kissinger y la doctrina de la seguridad demográfica – Por Ricardo Marconi

📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

Kissinger y la doctrina de la seguridad demográfica

 

En columnas de Proyecto Escaño hemos detallado y dado precisiones sobre aspectos que tuvieron que ver con el proceso represivo que sufrió Rosario en el marco de un propósito -mantenido desde la primera a la última línea escrita-, esto es el de fortalecer el armado de un Rompecabezas de la muerte en Rosario.

Y en ese devenir hicimos, en varias oportunidades, referencia a Henry Kissinger y su acuerdo con la Junta Militar argentina para que los militares hicieran más eficientemente y rápido su trabajo represivo.

En la presente exposición, a nivel de antecedente, haremos referencia a un episodio que facilita ubicar al funcionario norteamericano en un hecho que permite marcar un antecedente que puede ser utilizado como una pieza más del aludido rompecabezas.

 

Kissinger en Bucarest

En agosto de 1974, en Bucarest, se realizó el acto de clausura de la Cumbre Mundial sobre Población, organizada por la Organización de las Naciones Unidas.

Fue en esa oportunidad que la delegación estadounidense no tuvo éxito al tratar de imponer su plan de acción para limitar el crecimiento poblacional mediante la implementación de políticas de control demográfico.

En ese encuentro, la delegación argentina, junto a la de otros países latinoamericanos y de los denominados Países No Alineados, lograron que se insertaran modificaciones al documento original, que se convirtió en final, sobre la base de otro eje ideológico.

 

Sin consenso

Vale subrayar que, sin embargo, no se pudo obtener un consenso internacional y, lejos de ser abandonado como política exterior norteamericana, se intentó recurrir a medios no explícitos -aunque impopulares-, a nivel de la opinión pública internacional para lograr ese propósito.

 

La intención oculta

Una segunda intención de cambio se intentó con la aplicación del neomaltusianismo, ya que se pretendió reeditar la tesis del pastor anglicano Roberto Malthus, un economista del siglo XIX, la que también fracasó en razón que los avances tecnológicos, aplicados a la producción de alimentos hicieron que se pudiera hacer frente a la creciente demanda de tales recursos.

Ya en la segunda mitad del siglo XX, al neomaltusianismo lo heredaría una única obsesión: Que la Tierra no puede dar de comer a todos los seres humanos.

Si partimos de la premisa errada, pero para seguir su lógica, de que los países tienen un límite poblacional, las preguntas a realizarse serían: ¿Quiénes son los que sobran?, ¿Acaso las poblaciones ricas de los de los países desarrollados del Hemisferio Norte? ¿O los pueblos del hemisferio Sur? y ¿Bajo qué premisas sobran?

 

El informe Kissinger

En la cumbre, el Informe Kissinger se denominó “Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la Seguridad de EE.UU. e Intereses de Ultramar”.

En el documento se notaba que Kissinger estaba preocupado por el crecimiento poblacional de los pobres y esos pobres, para el funcionario estadounidense, se agrupaban por países tales como el nuestro, Brasil, Nigeria e India, entre otros. Máxime si esos pobres ponen en riesgo “recursos naturales necesarios para satisfacer los patrones de consumo del Hemisferio Norte”.

El catedrático de la Universidad de Bélgica, Michel Schooyans denominó a esa ideología como “La doctrina de la Seguridad Demográfica”.

 

Una vuelta de tuerca

Es curioso entonces que, quien pusiera su apellido al informe aludido, mostrara su contracara cuando resultó ser uno de los funcionarios que mirara para otro lado para obviar las violaciones a los derechos humanos de la dictadura militar argentina. Y no sólo eso: Kissinger advirtió a la Junta Militar argentina “Si pueden terminar antes que el Congreso de Estados Unidos vuelva sobre el tema sería mejor, para evitar sanciones internacionales”.

 

Instrucciones

Desde setiembre de 1976, el embajador de EE.UU., en Argentina, Robert Hill, cumpliendo instrucciones del Departamento de Estado, habría estado presionando a militares argentinos sobre derechos humanos y la muerte y tortura sufrida por media docena de ciudadanos norteamericanos.

En octubre de 1976 Kissinger, junto a otros altos funcionarios estadounidenses, dieron su total respaldo a los generales de Argentina y les alertaron a terminar la represión antes que el gobierno redujera su ayuda militar”.

“Nuestra actitud básica es que nos gustaría que triunfen. Tengo una posición anticuada: Los amigos deben ser apoyados. Lo que no se entiende en nuestro país es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los derechos humanos, pero no sobre el contexto. Mientras más rápido triunfen, mejor. El problema de los derechos humanos está creciendo. Su embajador puede informarle. Deseamos una situación estable. No les causaremos dificultades innecesarias. Si ustedes pueden terminar antes del regreso del Congreso, sería óptimo. Ayudaría si pueden restablecer libertades”, agregó Kissinger.

Luego de un encuentro entre Kissinger y ministro de Relaciones Exteriores de Argentina Guzzetti -el 19 de octubre de 1976-, el embajador Hill escribió lo que podría ser considerado como una nota amarga desde Buenos Aires, reclamando que “difícilmente podría hacer gestiones sobre derechos humanos si el ministro de Argentina no escuchaba el mismo mensaje.

Hill dijo entonces que “el secretario acababa de decir que para diciembre o enero que estaba convencido que se podrían evitar serios problemas con EE.UU.”, y agregó: “Guzzetti fue a Estados Unidos esperando escuchar advertencias fuertes, firmes y directas sobre las prácticas sobre derechos humanos de su gobierno. En lugar de eso, retornó en un estado de júbilo, convencido que no hay un problema real con nuestro país en este asunto”.

El secretario de Estado, asistente para Asuntos Internacionales Harry W. Shlaudeman, quien participó de las reuniones con Guzzetti, respondió a Hill en nombre de Kissinger.

“Tal como en otras circunstancias que sin duda ha encontrado en su carrera diplomática, Guzzetti escuchó lo que quería escuchar. Se le dijo en detalle cuan fuertemente ha reaccionado la opinión de este país en contra de los informes de abuso de las fuerzas de seguridad en Argentina y la naturaleza de la amenaza que esto supone a los intereses argentinos. El gobierno de Estados Unidos contempla, muy seriamente, los compromisos internacionales de Argentina para proteger y promover los DD.HH. fundamentales. No debe caber duda al respecto…”.

Los memorandos de conversaciones clave, incluidas en esta columna, no se encontraron entre los 4.700 documentos hechos públicos en agosto de 2002 por el Proyecto de Desclasificación de Argentina del Departamento de Estado[1]

Estamos en condiciones de apuntar que las conversaciones de Guzzetti y el Departamento de Estado fueron precedidas por dos cables del Embajador Hill informando sobre los incontables esfuerzos hechos ante Guzzetti y el presidente Jorge Rafael Videla sobre derechos humanos, a lo que se sumó un informe de inteligencia del Departamento de Estado sobre las prácticas contra los subversivos y el testimonio de una ciudadana estadounidense torturada por fuerzas de seguridad argentinas.

Vale subrayar que, en agosto de 2001, un juez federal de Argentina pidió a Estados Unidos interrogar a Kissinger sobre la Operación Cóndor, esto es un vasto plan de represión organizado en la década del 70, por las dictaduras sudamericanas con el apoyo de la CIA. La operación fue responsable de prisiones ilegales, atentados y asesinatos.

La presente columna no analizó las responsabilidades de Kíssinger sobre su intervención personal en distintos países, dado que la misma refiere -como habrá advertido el lector-, a la violencia que tuvo injerencia directa o indirecta sobre Rosario y su zona de influencia y sobre documentación desclasificada que entendemos los rosarinos no deben dejar de conocerse y que iremos detallando en próximas columnas.

 

 

[1] Los “memcons” fueron obtenidos por el National Security en respuesta a una petición amparada bajo la Ley de Libre Acceso de la Información.

 

————————————–-

*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Foto: Henry Alfred Kissinger: político estadounidense de origen germano que ha tenido una gran influencia sobre la política internacional, no solo de los Estados Unidos con respecto a los demás países, sino también sobre otras naciones (https://rolbenigno.fandom.com/es/)

Viene de acá: Schilmann: el sobreviviente

Continúa aquí: Los expedientes de los años negros de la dictadura en bodegas de seguridad

Scroll al inicio