🩸 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi
La batalla decisiva del "Pimpi" Camino
Al salir Roberto “Pimpi” Camino de la cárcel, se convirtió en el segundo de Oscar Lucero, el jefe de la barra de Newell’s Old Boys hasta que, en una batalla campal, con su grupo contrincante y a los palazos, trompadas y tiros lo venció en la popular baja del estadio rojinegro, en un partido contra Unión[1].
La caída de la banda de Las Tres P
El proceso histórico, de manera acelerada e indetenible, continuó con la caída de las bandas de las tres “P”, –el pintor Conelli, Pantera y el Panadero-, tras lo cual cayó “El Oveja” y posteriormente fue detenido un malviviente de apellido Segovia.
Camino había puesto, en el aludido club a alguien para hacer el trabajo sucio, un ex preso de apellido Farías.[2], aunque no pudo evitar ser abatido en Rosario, a quien, de esta manera, le habían arrebatado el futuro tras la caída del presidente del club rosarino.
Al “Pimpi” el 11 de setiembre de 2002 se le inició el expediente número 839 por amenazas coactivas y con posterioridad siguieron otras causas por hurto calificado en grado de tentativa, siendo la víctima la Municipalidad de Rosario.[3]
Con posterioridad, el 10 de abril de 2007 se inició también el expediente 206, por inculpación del ex árbitro Javier Castrilli, quien denunció a Caminos, a David Cohen y al presidente del club rojinegro Eduardo López por varios delitos. Asimismo, el 18 de febrero de 2010, Caminos fue denunciado por amenazas contra la jueza provincial Raquel Cosgaya.
Vale apuntar que Cohen, junto a otro individuo, al que todos conocían como Lalo, eran, al parecer, el nexo con las autoridades de Newell’s para manejar el tema de las entradas a los partidos y mantener la tranquilidad y alejamiento de los opositores.
En esos tiempos se decía que el financiamiento surgía del alquiler del estado cubierto, la venta de jugadores y la representación de los mismos.[4]
Ignacio del Vecchio, por ese tiempo presidente del Colegio de Abogados de Rosario, presentó en la legislatura provincial un proyecto para conformar una comisión bicameral para investigar la red de las barras bravas y su relación con el tráfico de drogas, el sicariato y la policía.
Emboscada
En la madrugada del 4 de febrero de 2010, en la autopista Rosario-Buenos Aires, junto frente al barrio Las Flores, emboscaron a la barra brava de Newell’s y en ese momento fue asesinado Walter Cáceres, de 14 años y las autoridades apuntaron a la banda Los Monos.
La madeja se comenzó a desenrollar cuando una joven de 20 años denunció ante la jueza que su concubino Carlos Fernando “el Chino” Fleytas vendía droga para Los Monos, agregando que él había recibido órdenes de atacar el colectivo de la barra, acotando que, en otra llamada, vía Nextel, había avisado que el hecho había sido consumado.
Desde ese 2010 al 2013, las estadísticas indiscutibles marcaron un crecimiento del 30 por ciento y se pasó del primero de los años mencionados con 126 hechos mortales a 180 en 2012.
Tras esos acontecimientos Cosgaya desarticuló la banda y cayeron detenidos Ariel Máximo Cantero y su hijo mayor, Claudio Ariel, siendo derivados a la cárcel de Coronda.
La guerra con Los Garompas
El rosarino recordará que a partir de ese momento se desencadenó la guerra con “Los Garompas”, banda luego desbaratada y Los Monos, finalmente, ganaron en el enfrentamiento.
Al parecer “Pimpi”, por si le pasaba algo, habría hecho guarda en una escribanía documentación para proteger su vida, pero evidentemente no fue suficiente.
Las razones del crecimiento continuo de cifras mortales tenía, por esos años, y aún hoy, como motivación esencial la venta de drogas ilegales.
Los acontecimientos que se sucedieron luego tuvieron como protagonista a un oficial de apellido Raffo, quien denunció maniobras delictivas, acerca de las cajas negras policiales en sede judicial. El final previsible se cumplió: Raffo fue echado de la policía y se inició una causa que pasó por las manos de dos magistrados y una Cámara judicial.
Operativo “Peras Blancas”
Nadie desconoce que la profundización de la comercialización de droga ilegal se inició en el sur de Rosario hace más de una década y que la misma se administraba a través de los kioscos que llegaron rápidamente hasta la avenida Pellegrini. Luego las barras bravas de los clubes más importantes habrían sido atacadas.
Antes de ser asesinado Martín Paz, se había comprado una moto de alta cilindrada y la Policía Federal comenzó a tirar el hilo de una investigación que permitió desbaratar una banda de lavadores de dinero en Mendoza al 1.400, donde se secuestraron decenas de motos y una de ellas era la de Martín Paz, solo que figuraba a nombre de Juan Carlos Felipe Vienna.
Policías miembros de una célula de los Monos
A los policías le achacaron el 4 de marzo del 2023, colaborar con un ex jefe de la barra brava de Newell’s, como instigador del homicidio de un antecesor suyo, por una causa de corrupción de dichos matones, así como por ser presuntos miembros de una asociación ilícita dirigida por el condenado como jefe de Los Monos y otras facciones que aparecen como enfrentadas.
El objetivo no era otro que obtener dinero mediante hechos de violencia y amenazas a personas y usurpaciones. Los policías debían cumplir prisión preventiva por el plazo de ley hasta dos años, luego que se les rechazaran los pedidos de los defensores por violación de secretos y por encubrimiento.
Los fiscales de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos José Luis Caterina y Matías Edery les reprocharon a los policías ser parte de una de las células que, también desde prisión, tributan a esa organización común en cuya cúspide está situado Cantero desde su celda en la cárcel federal de Marcos Paz.
Los acusadores ubicaron a los policías dentro de la facción liderada por Leandro Vinardi, en la que también estaba enrolado un ex líder de la barra brava de Newell’s, Guillermo Miguel “Chupa” Sosa. En líneas generales se les reprochó haberse encargado de brindar al grupo un soporte estatal desde su rol como policías.
Los policías fueron detenidos en una serie de allanamientos vinculados con el crimen de Nelson “Chivo” Saravia, otro líder de la banda de Newell’s, muerto en octubre de 2021, cuando un grupo de individuos ingresó a su vivienda y lo mató en su habitación, tras lo cual le robaron un celular y, a partir de la ubicación del GPS del aparato, los investigadores llegaron a Sosa, ideólogo de los policías.
Nueva investigación
En el teléfono de Sosa se detectaron contactos con personajes del hampa y policías. Así se abrió una nueva investigación que originó los allanamientos que condujeron a la detención de los policías, en el marco de una causa que posibilitó cruzar las actuaciones de la justicia provincial santafesina con otras que inició el juez federal de Campana, Adrián González Charvay, a partir de una denuncia por comercio de drogas e ingreso de estupefacientes a Rosario.
Esos grupos, que “operan independientemente y colaborando a un fin común”, están liderados por los presos Leandro “Pollo” Vinardi, Pablo Nicolás Camino y Carlos Damián “Toro” Escobar.
Galpón allanado
Entre los sitios allanados, vale recordar un galpón de Guatemala al 2100, en barrio Belgrano. El lugar estaba sindicado como un histórico espacio de encuentro entre civiles y policías, reuniones que tendrían lugar todos los viernes.
Al momento del procedimiento estaban allí el comisario mayor retirado Alejandro Franganillo, ex jefe de Drogas Peligrosas, y el director de policía Marcelo Mendoza, quien condujera la Jefatura rosarina hasta octubre de 2021 y es el actual jefe de la Unidad Regional VI del Departamento Constitución. Si bien no pesaba sobre ellos órdenes de detención, les extrajeron sus celulares y armas y también allanaron sus domicilios.
En ese marco se decomisó un motorhome de alto valor económico que pertenecería a Mendoza y, al menos, dieciocho fajos de dinero —cerca de 535.000 pesos— con bandas de papel terrmosellado del Banco Municipal de Rosario.
Sí pesaba una detención sobre un ex policía, el oficial exonerado Juan José Raffo, quien cobró cierta notoriedad 15 años atrás cuando denunció las cajas negras policiales.
Y en 2018 fue condenado en el marco del juicio por asociación ilícita contra miembros de Los Monos por sus vínculos con la familia Cantero a partir de diálogos telefónicos comprometedores con Ramón “Monchi” Machuca.
Por esa causa Raffo cumplió una pena de 5 años y 10 meses de prisión. Pero según una investigación federal se detectó que, una vez purgada su condena, salía regularmente del país a Bolivia, Paraguay y Estados Unidos. También tenía un egreso reciente hacia Arabia Saudita. Por esa razón su seguimiento fue solicitado por la Procuración de Narcocriminalidad.
Por esta misma trama, el pasado 6 de enero un funcionario de la Agencia Federal de Inteligencia había sido interceptado en Rosario por un escuadrón de Gendarmería que le retiró su celular a pedido de la Justicia Federal.
El agente de inteligencia estaba en la mira, según fuentes judiciales, por filtrar datos de una causa sobre el ingreso de estupefacientes a Rosario.
Reproches
Más allá de sus imputaciones como miembros de una asociación ilícita, los policías Arellano y Barúa deben afrontar señalamientos por separado. Arellano, entonces de 41 años, sumó acusaciones por encubrimiento agravado y violación de secretos. Y Barúa, de 31, fue imputado además de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Respecto de Arellano, quien fuera funcionario dentro de la Brigada de Homicidios al servicio de la fiscal Marisol Fabbro, la imputación le achacó que le transmitía a Raffo información sobre la búsqueda del acusado de un crimen por entonces prófugo. En abril de 2022, “casi en tiempo real”, le comunicó cuáles eran las medidas de la fiscalía para capturarlo y el día de la detención le envío fotos de lo secuestrado: un arma, dinero en efectivo y un celular.
Este policía también fue acusado de haberle aportado información sobre el “Chupa” Sosa mientras pesaba en contra de éste un pedido de captura, valiéndose de su acceso a información reservada. De esa manera, señalan, podría ayudarlo a evitar su arresto. “Esto así, a sabiendas de que Raffo, su contacto, era en esos momentos ya un ex policía que había sido exonerado luego de ser condenado por diferentes delitos”, dice la imputación.
Según la investigación, la relación entre Arellano y Sosa habría comenzado en un allanamiento que el policía realizara, en febrero de 2020, en el domicilio de la barra brava. Pero además hubo otras personas que en otras investigaciones se refirieron al policía como “Lucho de la PDI”, lo cual ya venía despertando sospechas sobre la presunta connivencia del uniformado con el mundo del hampa.
Por su parte Barúa fue acusado de facilitarle información al por entonces jefe de la barra para facilitar actos delictivos de los que, presumen los fiscales, él también participaba.
En tal sentido citaron un mensaje de Sosa a Barúa del 19 de abril de 2022 en el que lo invita a realizar un trabajo en zona norte y le pide: “Traéte tu pipita”, en relación al arma de fuego. También había entre los mensajes enviados a Sosa algunos referidos a movimientos en la cúpula policial.
Una disputa histórica
Entre las bandas del Fonavi del Parque del Mercado y del Barrio Municipal, separadas por calle Gutiérrez llegó a cumplir una década a partir del 2010.
Las pandillas de menores
Desde la cárcel de Piñero, al parecer, una de las bandas estaba siendo dirigida por Andrés Benítez y Julián Aguirre, quienes determinaban el accionar delictivo de una banda de 3 menores – dos de 14 años y uno de 17-, para asegurar la venta de droga en la zona del barrio Ludueña.
Los trascendidos indicaban que, en este último grupo, en la calle, los líderes eran Mauro Jerez y su segundo, de apellido Almada. Era, dicen, una subestructura de Los Monos.
Se decía, asimismo -en voz baja-, que en la calle los líderes eran otros dos sujetos y Cristian “Larva” Fernández, asesinado en 2022.
El grupo aludido, estaba enfrentado a Francisco “Fran” Riquelme, del barrio Empalme Graneros, quien a su vez estaba ligado a Esteban Alvarado, actualmente tras las rejas. El conflicto interno ya dejó una estela de sangre de 10 delincuentes muertos.
Al parecer, Gerez, aprovechando su condición de referente en Ludueña, era el encargado de reclutar “soldaditos” menores. Gerez regalaba –dicen- botines y camisetas de fútbol a chicos de un club para generar confianza.
Indican comentarios que, de 23 menores delincuentes en Ludueña, 18 fueron asesinados en el tiempo y, al menos, 11 fueron catalogados como jóvenes en conflicto con drogas ilegales.
Las bandas de “Lucho” Cantero
Si hacemos una referencia histórica, vale recordar las acciones investigativas que permitieron, en su momento, atrapar a 12 personas que componían, entre otras, la banda liderada por Ariel Máximo “Viejo” Cantero y su pareja Rosa Bibiana “Bibi” Cantero. El tercero, al mando eran Nelson “Pandu” Aguirre y el bufetero Marcos V.
Josefa Tamara “Tamy” quedó imputada de formar parte de una asociación ilícita agravada, mientras que su hermano
En tanto, fueron Romina Berón -ex pareja de Aguirre- y Nazareno “Anteojito” Gauna-, eran encargados de organizar a los tiratiros según fuentes de información.
Tamara "Tamy" Josefa fue incriminada de asociación ilícita agrava por la participación de menores y su hermano “Pochito” es otro de los jefes.
Otros 10 detenidos fueron acusados de formar parte de una Asociación Ilícita y se les dictó prisión preventiva por años.
En mayo de 2022, otras 25 personas fueron acusadas de asociación ilícita, dedicadas a “excluir” a otras bandas y, paralelamente, se dedicaron a concretar extorsiones, encubrimientos, venta de drogas y abuso de armas, funcionando en el período delimitado entre noviembre a 2021 y el 27 de abril de 2022.
En otros 24 allanamientos se detuvo a 12 personas en los barrios Vía Honda, Tablada, Barrio Plata, Villa Manuelita, Villa de los Paraguayos, Villa Nueva, Alvear, barrio Bolatti, Vella Vista, Puente Gallegos, Funes, Pavón Arriba y Acebal.
En total tuvieron lugar 40 acusaciones, otros 3 imputados lograron fugar y se capturó a 3 adolescentes. Sofía Juana H., dependía directamente del “Viejo” Cantero y tenía a su cargo las tareas de recaudación personal de su jefe.
Vale recordar que “Pandu” había sido condenado a 16 años por el asesinato del albañil Javier Barquilla, en 2015 y tenía ascendencia en Vía Honda y en barrio Triángulo y en el sudoeste de Rosario. La banda del “Pandú”, afirman, estaba conformada por 17 personas y el mismísimo Pandú era el nexo con la jefatura de otra banda.
La dupla “Romi” Berón y Gauna eran, cada uno por su parte, jefes de células barriales en Triángulo, Moderno y Vía Honda, a la vez que supervisaban el accionar de una decena de personas.
La gavilla de “Anteojito”
Los hermanos apodados “Witity”, “Jesi”, “Yoli”, Mario Roberto P. “Nicky” R., respondían a “Anteojito”, quien guardaba armas y municiones de alto calibre en su vivienda, según trascendió.
Asimismo, “Tami” M., tenía a su cargo otra subestructura en Barrio Plata en el sudoeste de Rosario, donde la gavilla estaba conformada por 12 personas.
Vega, el nexo
Una especie de nexo entre “El Viejo” y “Bibi” era un sujeto al que sólo se lo conocía como Vega, nacido en Villa Constitución, otra ciudad que estaba siendo dominada por Los Monos. Vega y su gente, al parecer, traficaba en el centro de Rosario y en su Villa Constitución natal.
Por ese tiempo, recordará el lector, la Municipalidad de Rosario repartía cajas de alimentos y en un allanamiento de Avellaneda al 500, funcionaba un comedor comunitario, dependiente en las sombras de Cantero.
Investigaciones de la fiscal Haurigot permitieron establecer que una tal Sofía era la encargada de cobrarle los alquileres a Cantero y “Bibi”, mientras Fabián “Toli” B., aportaba armas y motos a la célula de Gauna.
Sabrina A., atendía un punto de venta, regenteado por Román Berón y “Anteojito” tenía a su cargo la supervisión del fraccionamiento de la droga y la posterior venta, así como el pago de servicios de los soldaditos.
Mario Roberto P., hermano de Romina Berón, era el encargado de robar las motos y Tamara “Tammy”, gestionaba donde se guardaban las armas y las drogas y a quien se las debían entregar.
Asimismo, compraba motos con pedido de secuestro y las colocaba en la banda, dedicándose también a la usurpación de casas en el barrio Plata.
Oriel Alejandro R, pareja de “Tamy” –detenida en Coronda-, en el pabellón de “Pandú”, era el nexo entre su compañera y un tal Aguirre para la adquisición de drogas., mientras que una vecina de “Tamy” era la encargada de vigilar y custodiar el punto de venta, a la vez que guardaba armas, municiones y drogas.
Ana Clara V., conocida como “Priscila” y Eric F. participaron de delitos contra la propiedad –robo de motos-, con armas que les conseguía “Pochito”.
“Boti”, otro componente de la gavilla vendía droga por orden de “Tamy” y resguardaba las motos sustraídas, mientras que Rodrigo R. y Sofía H. utilizaban armas sin autorización de portación.
El traslado de Ariel
En mayo de 2018, Ariel Cantero fue trasladado de Piñero a la Unidad Penitenciaria Federal 7 de Resistencia, Chaco y el “Guille” Cantero fue condenado a 22 años como ideólogo de 7 de 10 atentados que se juzgaron.
Se habría disuelto el área de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal como consecuencia de los episodios apuntados.
Seguramente el lector recordará que Guillermo C. vivía en San Lorenzo al 2200 detenido por el atentado a los Tribunales Federales. Fue atrapado cuando salió a limpiar la vereda con una escoba y se aprovechó esa circunstancia para allanar su vivienda, a los fines de que el allanado no pudiera ocultar pruebas.
Vale apuntar que, luego del atentado, Guillermo C. arrojó en un contenedor de basura un blíster de tarjetas Sim y un celular con anotaciones. El detenido se comunicaba como la cárcel de Rawson y desechó varios chips y uno fue secuestrado para determinar si René Ungaro le dio la orden del ataque a Canal 5.
Ungaro el más implacable
Ungaro, en el mundo narco está calificado como uno de los más sanguinarios. Recordemos que fue relacionado con el ataque a los Tribunales Federales de Rosario y a la amenaza que en su momento se concretó contra Canal 5, a la vez que habría aprovechado para amenazar de muerte a periodistas señalando “Dejen de ensuciar y condenar a los pibes con la lengua, porque vamos a matar periodistas, Con la mafia no se jode”.
Luego trascendió que una pista señalaba que la orden de atentar había salido del penal de Piñero y tras ello un fiscal ordenó que se requisara el pabellón 13, donde está detenido un sicario de la banda de los Funes.
El fiscal Federico Rébola ordenó requisar el pabellón donde está detenido Iván Gutiérrez, un sicario de la banda de Los Funes, aliados y socios de Ungaro al que le dicen “Lolo”, de 19 años.
“Lolo” fue recriminado por “no descartar el arma” (13/10/21 y sería una venganza el traslado de Ungaro a Rawson.
Gutiérrez es el novio de la hermana de Ungaro, quien está detenido por una investigación de la fiscal Valeria Haurigot, de la Unidad de Balaceras.
De la vertiginosa carrera delictiva de Ungaro daremos cuenta en otra columna que formará parte del meticuloso rompecabezas que estamos armando.
[1] País Narco. Diario Uno.
[2] Diario Ole. Sebastián Sanchi.
[3] Expediente 44 del 6 de febrero de 2003.
[4] Investigación que llevó adelante el diario Olé.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto: Roberto "Pimpi" Camino en la tribuna popular de Newell’s Old Boys. Desde allí, construyó un historial ligado al fútbol, la narcocriminalidad y otros negocios oscuros
Viene de acá: Erbetta: “un narco constituyó 29 sociedades por acciones simplificadas con facturas truchas”