La mafia minera y maderera en la Amazonía – Por Ricardo Marconi

El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

La mafia minera y maderera en la Amazonía

 

En su momento el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ordenó la concreción de lo que fue denominada Operación Sisaque, que tenía como destinatarios a los garimpeiros que extraen oro de manera ilegal de las reservas indígenas de los yanomani, ubicadas en el estado de Roraima y territorios protegidos para enviarlo al mercado clandestino en Estados Unidos, Italia, Suiza, China y emiratos Árabes, clientes preferidos de la mafia minera.

Según cálculos oficiales de la Policía Federal de Brasil, el fraude de la mafia minera alcanzó, aproximadamente entre 2021 y 2022 a unos 800 millones de dólares, equivalentes, en ese tiempo, a 13 toneladas de oro.

La minería artesanal de los garimpeiros produce una enorme destrucción ambiental al ingresar mercurio en los ríos, provocando malaria y hambre en las aldeas con la resultante de, al menos, 500 niños muertos por desnutrición.

La justicia brasileña bloqueó 2.000 millones de reales de los sospechados de introducir oro ilegal en el circuito comercial internacional. Lo logró mediante la operación Sisaque con el lanzamiento de tres órdenes de captura contra los responsables de la red delictiva y allanamientos en San Pablo, Brasilia, Rio de Janeiro, Pará, Amazonas, Goiania, Roraima y Mato Groso.

Desmantelamiento de un esquema criminal

Un grupo de 100 policías federales, cinco revisores fiscales y tres analistas de ingresos federales formaron parte de la Operación Sisaque, quienes tenían como objetivo destruir un esquema criminal y combatir la minería clandestina, fundamentalmente en el Estado de Pará, más precisamente en la región de Itaituba.

Parte de lo incautado en el Operativo Sisaque (Foto: FP)

Los investigadores lograron precisar que el oro extraído era derivado a las ciudades antes mencionadas. Lula  acusó a Jair Bolsonaro de instigar un “genocidio indígena”, al permitir el ingreso de los garimpeiros a las tierras yanomamis.

Por eso,  se instaló la emergencia sanitaria en el estado de Roraima, mientras que los garimpeiros salieron de las tierras indígenas ante el avance de la Marina y el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).

Y eso no fue todo, la Fuerza Aérea cerró el espacio aéreo de la tierra explotada ilegalmente, la que tiene el tamaño territorial de la provincia del Chaco, con lo que se logró impedir el ingreso de aviones a las más de 30 pistas clandestinas, montadas en los últimos años con la defensa pública del expresidente Bolsonaro.

A partir de allí surgieron múltiples informaciones extraoficiales que indicaban que aviones, barcos e instalaciones para puertos clandestinos estaban siendo incendiadas por los agentes del gobierno federal que trabajaban contra los garimpeiros y la industria ilegal.

Por otra parte, la Agencia Nacional de Minería, que regula la actividad de las empresas, declaró que el corte presupuestario sufrido en 2022 durante el gobierno de Bolsonaro impidió la ampliación de la fiscalización. En los últimos diez años el presupuesto se redujo en un 50%, dijo el órgano de contralor.

El “Comando Vermelho” domina la Amazonia

La poderosa mafia brasileña ha extendió su dominio en la selva peruana, controlando el tráfico de drogas y madera ilegal. Confrontaciones violentas, extorsiones y asesinatos marcan su presencia, mientras las comunidades indígenas enfrentan la amenaza constante de esta organización criminal en su territorio en el que utiliza a peruanos como operadores.

Evidentemente Perú se ha convertido en el refugio de la más poderosa mafia brasileña y los sicarios del Comando Vermelho, en distintas oportunidades se han enfrentado con agentes de la Dirando en el interior de la selva de Ucayali, donde el grupo narco controla rutas de circulación de la cocaína y de la madera que se extrae en la región de Ucayali.

Vale recordar que el CV, surgida en 1970, en Río de Janeiro está posicionada como la mayor productora y operadora del tráfico de drogas en Brasil, por lo que ha tomado el control de rutas claves en las fronteras de Perú y Colombia, aunque –como ya lo hemos revelado en nuestra habituales columnas- se ha visto obligado a enfrentarse con otros dos grupos criminales brasileños: La Familia do Norte PCC y “Os Crías”, que obligaron al CV a desplazarse hacia Ucayali a mediados del 2023.

La selva de Ucayali, en la frontera con Brasil, se ha convertido en el nuevo centro de operaciones del narcotráfico internacional y el CV tiene el control del río Abujao, al que sólo se ingresa con la autorización del Comando.

Desde el 2020, cuatro líderes de la Federación Nativa de Comunidades Kakataibo (Fenacoka) han muerto por enfrentar a la red de narcos sicarios brasileños que han tomado la cuenca del río Abujao como su centro de operaciones. La región en torno al río y la cuenca paralela de Utiquinía, en Pucallpa, está controlada en su totalidad por el ‘Comando Vermelho’. Esta zona remota, a la que se llega solo por ríos en viajes que pueden tomar hasta 15 horas y en donde el paisaje es dominado por la selva, se han instalado puestos de vigilancia para evitar la visita de “extraños” como la PNP.

La Policía Nacional sabe perfectamente que ocurre con la presencia de estos narcotraficantes brasileños en la Amazonía de Ucayali, pero debido a lo inaccesible de la zona desde el lado peruano, ha hecho difícil el control territorial, permitiendo que la zona sea controlada en su totalidad por el ‘CV’, que instaló su base de producción de cocaína para cruzar la frontera de Brasil, Colombia y Bolivia.

Es más, la Policial Nacional posee los datos que le han permitido establecer que el CV envía la droga por barcos, usando las rutas de los ríos Ucayali Amazonas hacia Tabatinga (Brasil) y Leticia (Colombia). Otro mercado al que abastecen es Bolivia, con el uso de avionetas que despegan desde más de 70 pistas de aterrizaje ubicadas en la profundidad de las selvas de Ucayali.

Mochileros de “la blanca y pura”

También hace años que enfrenta la modalidad para transportar la cocaína por tierra, con los conocidos ‘mochileros’, personas que cruzan a pie la selva hasta las ciudades cercanas por transportar hasta  75 kilos de droga en cada viaje nocturno.

La expansión del narcotráfico que nos ocupa viene afectando a unas 80 comunidades nativas de la región. Los integrantes del ‘Comando Vermelho’ acosan a los líderes indígenas que se atreven a denunciarlos y a evitar que recluten a los jóvenes del pueblo para que trabajen como guías de los transportadores de drogas que van a pie. Luego que los mochileros llegan a destino, el negocio del “gota a gota” es administrada por los brasileños en Pucallpa.

Como ya saben los que siguen esta columna semanal, el CV esta también está involucrada en casos de sicariato, tráfico de armas y la extorsión bajo la aludida modalidad del ‘gota a gota’ en Pucallpa, la capital de Ucayali, en la que se abastecen de insumos para llevarlos a su destino final que contempla la exportación de cocaína a Europa, donde termina en manos de las mafias italianas como la Cosa Nostra y la Ndrangheta.

Deforestación y minería ilegal

Una de las principales preocupaciones del gobierno de Brasil es la deforestación ilegal, impulsada por actividades  como la tala indiscriminada de árboles y la expansión de la agricultura y la ganadería en  áreas protegidas, prácticas asociadas a la existencia de redes criminales que realizan actividades al margen de la ley.

Greenpeace Brasil indicó que aproximadamente 1.185 millones de árboles se talaron en un área equivalente al tamaño de 987.500 canchas de fútbol

La tala de madera se profundiza en zonas donde hay inexistencia del control territorial y en zonas donde habitan sólo tribus indígenas. A ello hay que agregar la existencia de mafias dedicadas a la minería ilegal en la región, donde hay fundamentalmente oro, explotación que produce un impacto devastador en el ecosistema amazónico, así como en las comunidades indígenas y locales que depende de los recursos naturales de la región, a lo que se suma el tráfico de drogas y la explotación laboral, incluyendo esto último la trata de personas.

Crimen organizado en una región sin ley

“Selva: madereros, mineros y corrupción en una Amazonía sin ley”, es el título del libro publicado por el ex jefe de policía Alexandre Saravia, quien se desempeñó en tres estados amazónicos entre el 2011 y el 2021. En su trabajo explicita cómo el Estado perdió el control de la seguridad pública en Río de Janeiro y en la región del Amazonas.

Uno de los detalles que contó Saraiva es que “la mafia que controla la selva está muy bien organizada. Tanto es así que se compara con las facciones paramilitares de Colombia. Tendremos insurgentes criminales cuya única ideología es el dinero. Tendremos zonas de guerra, de gran conflicto entre grupos que se pelean por zonas de extracción ilegal de oro y madera”, afirmó Saravia.

El crimen organizado, en el Amazonas se está diversificando “mientras tanto tenemos más insurgencia criminal interna que corroe la nación y en forma más rápida que lo que podemos imaginar”, acotó el escritor y exjefe policial.

El investigador Rodrigo Chagas, estudió la expansión de las bandas narcos en el amazonas y prevé una “posible colombianización” de la selva de la Amazonía, que en 2022 contenía 10 de las 30 jurisdicciones más violentas de Brasil. Otros dirigentes de Brasil ya hablan de la “futuras regiones conducidas totalmente por narcos para consolidarlas como ruta de contrabando del narco desde Brasil a Europa”.

Son múltiples las versiones que indican que habría políticos involucrados en la financiación de la explotación del oro y las drogas ilegales y por ello estarían cobrando hasta un 50 por ciento de las negociaciones finales, según surge de investigaciones, cercanas en el tiempo, realizadas por medios de comunicación de Estados Unidos. En las documentales logradas, mineros y madereros comparten culpas, pero continúan realizando cortes de madereras y quemas, ya que según admiten “Estados Unidos importa mayormente la madera ilegal y  los sicarios matan a quienes se interponen por lo que los denunciadores se convierten en víctimas”.

Organizaciones como IBAMA, deberían evitar la tala ilegal y los incentivos que se hacen a los pirómanos –perseguidos por fuerzas federales de Brasil-, que queman la madera desechable”.

 

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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Imagen: Alberto Muñoz tarda 15 minutos en talar un árbol. Por cada tronco su patrón gana unos 100 euros. Foto: Hugo Alejos – El País

Viene de acá: Bullrich: «las bandas de Rosario son polirrubros»

Continúa aquí: La comunidad indígena Mundurukú enfrentó y le ganó a la mafia minera en la Amazonía

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