PROYECTO ESCAÑO

La tenebrosa "Operación Cóndor" – Por Ricardo Marconi

El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

La tenebrosa "Operación Cóndor"

 

En el armado semanal de nuestro rompecabezas vamos a colocar una pieza esencial: la relacionada con la Operación Cóndor, que consistió en coordinar acciones represivas de militares del Cono Sur para ser utilizadas en Paraguay, Chile, Brasil, Uruguay y Argentina, así como en España, Francia, Italia y Estados Unidos.

En el pináculo de los calores del verano rosarino, en pleno enero de 1932, hubo una primigenia reunión secreta de funcionarios dedicados a la coordinación de la seguridad en el Cono Sur, atentos para detectar lo que ellos consideraban “la vigilancia y penetración de las fuerzas subversivas que habían llegado a un temprano cenit”.

Ello sería un preanuncio de la denominada “Operación Cóndor”, que sembraría de terror y muerte a varios países décadas más tarde.

“Para muestra basta un botón”, según el proverbio por todos conocidos. En función del mismo, podemos ir adelantando que las autoridades policiales uruguayas, en los inicios de la década del 30, ya tenían bajo precisa vigilancia a los extranjeros que eran considerados sospechosos y se encargaban de enviar informes de inteligencia a la Prefectura Naval Argentina, la que también, en su área de Inteligencia, se nutría de la información confidencial que le suministraban sus pares de Brasil.

Al solo efecto de complementar lo expuesto, vale apuntar que en agosto de 1974, para romper una cadena de acciones violentas se aplicó la censura y cayeron en la mira los espectáculos de televisión.

Ello motivó, además, la clausura de revistas, periódicos y la investigación subterránea en escuelas, sindicatos y universidades, organismos que fueron sometidos a “purgas” como si los argentinos viviéramos en Rusia o China.

La Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) enviaba cartas amenazantes, a la vez que se fortalecía a la Policía Federal del interior del país, incluido Rosario, que dependía de la Dirección General del Interior, que a su vez estaba subordinada a la Superintendencia de Seguridad Federal. Rosario tuvo así un asentamiento permanente para responder a “contingencias urgentes”.[1]

Operaciones de inteligencia 

Al igual que en la época de la sangrienta dictadura, iniciada de manera directa en 1976 –hubo “tareas preliminares” en 1975-, los militares de las tres fuerzas armadas dirigían desde pulcros y sombríos despachos los operativos que se efectivizaban mediante la mano de obra policial.

Algunos componentes de las referidas fuerzas armadas -en el antes mencionado año de la década del 30-, dirigieron la agresión hacia los gobernadores que favorecían los intereses de los radicales calificados de rebeldes. 

En razón de lo expuesto, agentes de la División Investigaciones de la Policía Federal, a las órdenes del teniente coronel uriburista Emilio Facciones –quién cumplía funciones en el Regimiento 11 de Infantería de Rosario-, espiaron, además, a militantes radicales, así como a miembros de la policía local. La aludida División fue acusada de “fomentar actividades comunistas”.

Documentos desclasificados 

La selección de documentos desclasificados por el National Security Archive, relacionados con desapariciones seleccionadas en la década 1970 a 1980, incluyeron evidencias desconocidas de las detenciones, entre ellas las de Horacio Campiglia y Elcira Campiglia –ambos desaparecidos-, por fuerzas de seguridad de nuestro país, con la intervención del coronel del área de Inteligencia argentina José Osvaldo Riveiro para que fuera interrogado el chileno Jorge Isaac Fuentes Alarcón y el argentino Amílcar Santucho, detenidos en Paraguay un año antes del golpe militar de 1976.

Jorge Isaac Fuentes Alarcón, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción, miembro del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria

Chile también intervino cooperativamente en el caso Santucho-Fuentes Alarcón, ya que trascendieron cartas del jefe de la Inteligencia chilena Manuel Contreras a su par de Paraguay, conociéndose luego que hubo una comunicación regular entre las operaciones Cóndor 1 y Cóndor 4, en 1976, debido a que el National Security Archive dio cuenta de sesiones conjuntas entre el D-2 de Paraguay y el por entonces Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina, junto al Servicio de Inteligencia de Defensa (SID) del Uruguay en 1977.

Tareas simultáneas 

Los trabajos conjuntos –según los informes aludidos-, permitieron llevar a cabo indagaciones secretas para capturar a Montoneros en Asunción, Paraguay, en las que intervinieron oficiales de la Escuela Mecánica de la Armada en 1980.  

Las investigaciones que nos ocupan fueron llevadas adelante por los paraguayos Alfredo Boccia Paz, Rosa Palau y Miriam González, quienes, en 1994 publicaron archivos secretos de la policía de Alfredo Stroessner, en Asunción, Paraguay.

A esos documentos, en esta columna, debemos tener en cuenta la nota manuscrita de la desaparecida Dora Marta Landi, una argentina apresada junto a otros dos argentinos y dos uruguayos, en la que solicita su libertad a la policía paraguaya.

Nómina de detenidos 

El 7 de junio de 1975 el Departamento de Investigaciones de la Policía de Asunción, a pocos días de la captura  de Amílcar Latino Santucho Juárez e Isaac Fuentes Alarcón, o Ariel Nodarse Ledesma, o Juan Manuel Montenegro, de nacionalidad chileno, eran algo más que simples viajeros.

Amílcar Santucho, Secretario general del PRT

En realidad acompañaban a Latino Santucho Juárez, hermano del líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) argentino, quien terminó permaneciendo prisionero en Paraguay, al parecer por varios años.

Fuentes Alarcón era un destacado dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionario de Chile que terminó desapareciendo a manos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) del país trasandino.

El agente de inteligencia argentino José Osvaldo Ribeiro (a) Rawson fue el desarrollador de las preguntas que  se utilizaron en los interrogatorios de Santucho y Fuentes Alarcón (a) Nene en Paraguay, siendo el objetivo de ese momento esclarecer las actividades y el poder de fuego de la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR), esto es una coalición de las fuerzas guerrilleras MIR de Chile, ERP de Argentina, MLN-Tupamaros de Uruguay y ELN de Bolivia.  

De los documentos desclasificados surge que Ribeiro requirió conocer de Santucho el “motivo de su viaje y el puesto que desempeñaba en la JCR, mientras que “Nene” debía informar desde cuando conocía a Patricio Antonio Biedma y qué funciones tenía Biedma en la JCR.

El chileno Biedma desaparecería en 1976 en el centro clandestino de detención de la Operación Cóndor: Automotores Orletti, en Buenos Aires.

Obsequio 

El jefe del Segundo Departamento [Inteligencia] del Estado Mayor General del Ejército de Paraguay, Benito Guanes Serrano, remitió al jefe del Departamento de Investigaciones “Un paquete obsequio del jefe II Inteligencia del Estado Mayor General del Ejercito] Argentino, EMGE, general de brigada Otto Carlos Paladino". Se presume que el regalo fue en agradecimiento por la captura de Santucho y Fuentes Alarcón, “Paladino envió, además, “fotografías de Illich Ramírez Sánchez (Carlos)” –un terrorista internacional-, que serían usadas en el interrogatorio de los prisioneros. Un año más tarde, el general  Paladino ocuparía  el cargo de jefe del Servicio de Inteligencia del Estado SIDE. 

Tras la entrega de Alarcón  

A 48 horas de ser entregado Fuentes Alarcón a la inteligencia chilena al Centro Clandestino de Detención de Villa Grimaldi en Santiago de Chile, el coronel Manuel Contreras Sepúlveda, le agradeció al jefe de Investigaciones paraguayo Pastor Coronel la colaboración que le prestara para “el logro de objetivos comunes coincidentes de ambos servicios”.  

La mencionada colaboración entre los servicios de inteligencia del Cono Sur en 1975, sentó las bases para lo que sería la semilla de la Operación Cóndor que se inauguraría en Santiago de Chile en noviembre de ese año. Y un ejemplo de ello fue la invitación que le hiciera Contreras Sepúlveda al jefe de la policía de Paraguay, Francisco Brites para que concurriera a la reunión secreta, con un temario definido, que se realizó en Santiago de Chile entre los días 25 de noviembre y 1º de diciembre de 1975.

El temario de la Operación Cóndor tenía 11 páginas para lograr “Una coordinación eficaz que permita un intercambio de informaciones y experiencias…”

En la nota a Brites se le señalaba que “la subversión ha desarrollado mandos intercontinentales, continentales, regionales y subregionales, centralizados para coordinar las acciones disociadoras. A manera de ejemplo… la Junta Coordinadora Revolucionaria para el sur”, en tanto que los países del Cono Sur “están combatiendo solos o cuanto más con entendimientos bilaterales o simples acuerdos de caballeros…”

En la invitación se agregó que “El “Sistema de Coordinación y Seguridad propuesto por los chilenos, contará con un banco de datos y una Central de Informaciones, con transmisores de telex”, a la vez que contemplaba “reuniones de trabajo” regulares entre las fuerzas de seguridad del Cono Sur”.

Tomando en cuenta seguramente imprevistos como la captura de Fuentes Alarcón y Santucho en Paraguay, a Brites se le señaló que “deben estimularse reuniones de trabajo bilaterales”.

Mensaje de urgencia 

El Ministerio del Interior de Paraguay recibió el 4 de abril de 1976 un cable urgente que desde Cóndor 1 (DINA chilena) a Cóndor 4, (inteligencia de Paraguay), respecto de la captura de un estudiante paraguayo en la provincia de Corrientes, Argentina. Era simplemente uno de los tantos cables que se intercambiaban entre los servicios secretos para informarse mutuamente de los procedimientos que hacían, en el marco de un sistema de comunicaciones afiatado con la identificación Cóndor, según el investigador John Dinges. La inteligencia chilena recibía todos los datos y los reenviaba al Cóndor que le correspondía, incluido el Servicio de Inteligencia  del Ejército (SIE).

Así, en el Operativo Cóndor se tuvo la información de la captura en Asunción de la argentina Dora Marta Landi Gil y de su novio Alejandro José Logoluso Di Martino, junto a José Nell, todos de nacionalidad argentina, quienes habían escapado de la represión. A partir de esa fecha se los da como desaparecidos. Cuando se dio cuenta del Archivo del Terror, se conocieron sus verdaderos destinos, esto es que  el 16 de mayo de 1977  (viajaron) a Buenos Aires, quedando los mismos a disposición de las autoridades argentinas.

Al realizarse interrogatorios con los capturados, con la participación de la inteligencia uruguaya el primer día y de la SIDE en el segundo, se comprobaron los lazos de las organizaciones guerrilleras de Argentina y Uruguay, remarcándose en el informe final que Dora Marta Landi Gil que “no posee ningún tipo de militancia” y que estaba desvinculada de las actividades de su concubino.

Ingreso de Montoneros a Paraguay 

Seguramente la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Municipal tomará debida cuenta de las informaciones que en esta columna detallamos, aunque presume quien esto escribe que no desconocen el episodio.

El informe en cuestión está titulado: Julio 10-1980- Ingreso de terroristas argentinos a su país a través del nuestro. (Fotograma 000 19 F 0876). Inédito. Publicado por primera vez. National Security Archive.[2]

El Jefe del Estado Mayor General y el Jefe del Departamento 2 (D-2 inteligencia) del Ejercito de Paraguay informan que “Hemos recibido la visita del Teniente de Navío Orlando Ruiz, de la Escuela Mecánica de la Armada (ARG)… con quienes mantenemos intercambio de informaciones… Nos informó que han capturado a dos integrantes del T.E.I. (Tropas Especiales de Infantería) del grupo terrorista Montoneros”. Desde principios de 1980, la inteligencia argentina había tenido varios éxitos coordinando con la inteligencia Brasileña la captura clandestina de guerrilleros Montoneros del T.E.I. que estaban infiltrando Argentina en lo que se conoce como la Contra Ofensiva de Montoneros. En esta ocasión, los argentinos buscaban a una pareja desconocida de Montoneros en Asunción y “Solicitaron venir a nuestro país con uno de los detenidos a efectos de identificar a esa pareja… y coordinar con autoridades nuestras la operación de identificación, seguimiento y si fuese necesario el caso detención de esta pareja.”[3]

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Los sicarios, felizmente, se tomaron vacaciones 

En el infierno que es nuestra ciudad en el terreno de la violencia que se produce por enfrentamientos entre bandas de narcos, vale apuntar que sólo ocurrieron 8 crímenes en octubre, nuevos casos de violencia urbana que se  producen en los barrios. De esta manera se notó una ostensible reducción de la narcocriminalidad y la merma de enfrentamientos entre las gavillas que golpean al Departamento Rosario.

Vale destacarlo en el marco de los casi aproximadamente 300 casos que se preveían para el 2023, teniendo en cuenta la criminalidad compleja que soportan los santafesinos.

Cabe recordar que Rosa Romero, de 67 años fue la primera víctima en “la Saladita”, localizada en la plaza Homero Manzi, crimen por el que fue imputado Brandon Miqueas R., de 19 años, quien cometió un error al identificar a su víctima.

Feria de la plaza Homero Manzi, también conocida como La Saladita (Foto: Sonidos de Rosario)

En el barrio Fontanarrosa fue abatido Rodrigo Suárez, de 23 años, en el marco de un caso calificado de “complejo” por los investigadores. El resto de los muertos responden a motivaciones varias.

El resto de los homicidios tuvo como víctimas a Laura Ramona Benítez, por el cual se responsabilizó su pareja José Rosales, de 28 años; Juan Ramón Ojeda falleció tras sufrir una golpiza por parte de un grupo de individuos; Gustavo Figueroa, muerto tras recibir puñaladas en la cárcel de Piñero; Luis Acuña herido mortalmente en una pelea ocurrida en la localidad de Álvarez y Nahuel Aldana, baleado por un vecino que se entregó a la policía, quedando en libertad al comprobarse que el fallecido intentó ingresar a la finca del victimario con el objetivo de robar.

El resumen de homicidio desde el mes de enero pasado indica que en febrero hubo un pico de 33 hechos; en mayo, 32; en agosto, 23 y 18 en setiembre. Vale recordar que 2022 cerró con 287 episodios. Fue el año con mayor índice criminal de la historia en el Departamento Rosario, superando al 2013, con 271 homicidios.

En mayo de ese año, se inició la escalada homicida a partir del asesinato de Claudio Cantero, máximo jefe de Los Monos. Para los que siguen las estadísticas, vale recordar que en 2019 se produjeron 169 homicidios y 214 en 2020.

En este último año aludido, se produjo una especie de explosión homicida y cayeron en la volteada por decisión del Ministerio de Seguridad 31 comisarios, quienes debieron “pasar a retiro”, e incluso fue desplazado un jefe de la Unidad Regional II.

En definitiva, en el primer semestre de este año, descendieron 25,7 por ciento este año y un 28 por ciento el número de víctimas de heridos de balas.

Una misteriosa desaparición 

A pesar del trabajo que llevan adelante fiscales y las tres fuerzas de seguridad, al momento de generar esta columna, no se encontró a “El Caníbal” Mauricio Jesús Laferrara, quien se esfumó del penal de Devoto, más específicamente del pabellón 11, donde permanecía detenido cumpliendo dos condenas a prisión perpetua tras desempeñarse como jefe de los sicarios del narco rosarino Esteban Lindor Alvarado.  

Tras el recuento habitual de presos, los recluidos comenzaron a advertir a los guardias  que “El Caníbal” se había fugado. Al parecer -por ironía del destino- se escapó mezclado con la basura de la cárcel y comenzaron a circular versiones indicando que habría vuelto a Rosario, convertida desde hace tiempo en la cuna de narcocriminales.

Ese fue uno de los comentarios. Otro de ellos hace mención a la posibilidad de que el narco que nos ocupa haya sido asesinado dentro del penal –donde estuvo encerrado durante un año por una orden judicial originada en Rosario-, desde el que nadie se escapa sin colaboración interna.

Desmembramiento 

Este último comentario, estaba complementado con otro que señalaba que, ya muerto Laferrara, hubiera sido desmembrado en el penal y en partes mezclado con la basura. Obviamente, no apareció ni una mancha de sangre que avalara lo señalado en último término y ningún perito dio a conocer a sus superiores que la aplicación de Luminol contradijera la versión.

Lindor Alvarado, el jefe de Laferrara y René Ungaro “El Brujo “ya habían intentado fugarse en helicóptero del penal de Ezeiza, en marzo pasado, de manera cinematográfica. La detección de un celular, hallado circunstancialmente por el SPF echó por tierra con el plan.

Hay que dejar claro que Laferrara “complementaba” su trabajo de jefe de sicarios con la venta de droga, según lo comprobado por el Tribunal Federal Nº 2 de Rosario.

Laferrara sigue siendo buscado por agentes de la División Búsqueda de Prófugos de la Policía Federal, la división equivalente de la Policía de la Ciudad y la Unidad Especial de Investigación del Crimen Organizado de Santa Fe, cuyos agentes fueron los encargados de la detención del desaparecido el 18 de octubre de 2019 en el macrocentro de Rosario. También interviene la PROCUNAR, el área de narcotráfico de la Procuración.

Es necesario acotar que por cuestiones jurisdiccionales, hay una causa en la Fiscalía en lo Penal y Contravencional N°25 por evasión. Cartón lleno.

“El Caníbal” había sido detenido en su oportunidad en un complejo de cabañas en Embalse Río Tercero.

Otros antecedentes 

Es evidente que Laferrara era, el sicario preferido de Alvarado y quien actuaba como “coordinador” de los ataques a tiros para la organización rival a Los Monos.

En dos juicios diferentes, la Justicia provincial le dio la pena a prisión perpetua. Uno de ellos concluyó en abril de 2022, por haber matado a un joven. El restante culminó dos meses después, por haber cometido otros cinco homicidios y el Tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario le dio 5 años de condena por narcotráfico.

En el primero de los hechos, el 7 de setiembre de 2019, en Barrio Plata –zona sudoeste de Rosario-, asesinó a Cristian Beliz, de 27 años e hirió a Oscar García, dueño de una distribuidora de gaseosas, a quien en el barrio lo conocían como “El Gitano”. Las autoridades sabían que había tenido relación con Los Monos y cumplió una condena de 3 años de prisión condicional por asociación ilícita, estafa, usurpación y lesiones calificadas. Pero eso ya fue.

Otra causa que afrontó Laferrara, fue una condena a prisión perpetua es la que impulsaron los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery contra la organización liderada por el capo narco Alvarado, donde Laferrara fue imputado por asesinar a cinco personas.

Los fiscales le atribuyeron haber sido el autor del triple crimen de Gerardo “Abuelo” Abregú (40) y los hermanos Ezequiel “Parásito” (38) y José Horacio “Grasita” Fernández (30), presuntos integrantes de Los Monos que fueron acribillados en el interior de un auto el 16 de abril de 2018 en Granadero Baigorria. Schiappa Pietra y Edery también acusaron a Laferrara de haber llevado adelante el secuestro, tortura y asesinato de Cristian Enrique el 23 de octubre de 2018. El cuerpo de la víctima fue hallado tres semanas después en un zanjón a la altura de la ruta 14, entre el kilómetro 6 y 7. El crimen fue cometido aparentemente, en venganza por un ataque que había sufrido un familiar del integrante de la banda de Alvarado.

El último de los crímenes que le endilgaron a “El Caníbal” fue el secuestro, tortura y ejecución del prestamista Lucio Maldonado, ocurrido el 11 de noviembre de 2018.  

El cuerpo exánime de la víctima fue encontrado dos días después en la zona de Circunvalación y Oroño, donde nace la autopista Rosario-Buenos Aires, con un cartel entre su ropa que decía “Con la mafia no se jode”. 

 

[1] La Policía. Andersen. Agosto de 1974. Página 239.

[2] En negritas para dar testimonio de la fuente.

[3] Se mantiene el texto original con errores ortográficos, a los efectos que el lector considere la fuente.

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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Imagen: enlatitud25.com

Viene de acá: Exilio y dictadura en torno al Mundial de 1978

Continúa aquí: La ciudad que supura homicidios

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