📜 El rompecabezas de la muerte en rosario – Por Ricardo Marconi
La trama de los negocios de la ESMA
El profesional de la abogacía Oscar Beccaluva, al declarar judicialmente, pronunció los nombres de quienes mantenían la estructura de prófugo del marino Jorge Vildoza, quien actuó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionaba el mayor centro clandestino en la época de la dictadura militar.
Asimismo, hizo referencia a documentos falsos, dominios y registros, así como datos de socios ocultos que tenía Vildoza en su entorno.
Beccaluva señaló en una entrevista periodística que tomó, por vez primera, contacto con los negocios subterráneos derivados de la ESMA en un bar de Tierra del Fuego, a través de una conversación de largo aliento en la que Vildoza le dijo que “el casino, del que era propietario comenzó a ser realidad con el dinero que se transformaba en efectivo luego del robo de bienes de los detenidos-desaparecidos de la ESMA.
Relató, además, que “parte de las cosas que se fueron obteniendo por la apropiación –que administraba el almirante Eduardo Massera y su staff-, le tocaron a él como parte del reparto “y con eso empezó en el negocio de los casinos”.
Él no fue el único beneficiado. Otros componentes del Grupo de Tareas 3.3.2, con lo que recibieron por su trabajo al margen de la ley, “se dedicaron a fundar y desarrollar otras actividades, como por ejemplo la ganadería y el agro”.
La entrevista
La tarde se iba apropiando del barrio del Abasto, cuando la periodista Alejandra Dandán se sentó y abrió su libreta de notas y su grabador frente a Beccaluva. Presumo, era la primera experiencia de Beccaluva en una entrevista y no opuso resistencia a las preguntas.
“Yo era ya abogado de los casinos del Plata, de La Rioja y San Luis. Hubo una licitación de los bingos en la ciudad de Posadas y había que armar los pliegos”, comenzó diciendo. Me habían recomendado en setiembre del 95 por mi experiencia”.
La cuestión de los casinos quedó en la nada y, al tiempo, el abogado que nos ocupa fue convocado por el robo, a Jorge Vildoza, de pagarés que había dejado en garantía por la presentación en licitaciones, los que alcanzaban un valor de $ 1.500.000, que en ese tiempo equivalían a 1.500.000 dólares. Esa suma aparecía ejecutada en la ciudad de San Nicolás. La gestión de Beccaluva permitió recuperarla a fines de 1997.
Apropiación
Jorge Vildoza estaba siendo investigado por apropiación de menores y la causa estaba siendo investigada por la jueza María Romilda Servini de Cubría, una jueza originaria de San Nicolás, designada por el ex presidente Carlos Menem. En el marco de la investigación que llevó adelante, estuvo a punto de detener al hijo del marino y a la hermana.
Beccaluva aceptó defender la causa como abogado de Jorge Viloza, pero lo hizo a condición de que “apareciera Javier, el hijo apropiado, luego de señalárselo al secretario de la magistrada.
Cita en África del Sur
Luego de varias horas de viaje en avión, Beccaluva se encontró con el matrimonio Vildoza en Johannesburgo, ya que se hallaba allí viviendo transitoriamente el marino junto a su esposa Ana María Grimaldos y, minutos más tarde se unió a la reunión Javier Vildoza.
La reunión tuvo lugar en el shopping que se hallaba ubicado junto al Hotel Internacional de dicha ciudad, donde en tres días se concretaron otros 3 encuentros. Corría el año 1998.
Advertencia
Le advirtió Beccaluva a Vildoza padre que colaborara en el proceso, o de lo contrario el marino, su esposa y sus otros dos hijos iban a quedar presos.

Es más, les dijo –palabras más, palabras menos-, que “Javier tiene que ir a Buenos Aires y someterse a los estudios de ADN, para que se determine quién es”.
Tras las entrevistas, Beccaluva regresó a la Argentina con una carta en su poder, escrita por el apropiador y la misma terminó en poder del juzgado de Servini de Cubría. En la misma se decía que había tomado conocimiento, que “quería someterse a los estudios y que se iba a presentar a la justicia”, según Beccaluva.
El hijo del militar sabía que era adoptado, pero desconocía las circunstancias de la adopción. Según lo acordado, el letrado recibió al componente de la ESMA en el aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo y luego se dirigieron a Foz de Iguazú, acompañados del abogado Alberto Campi, que representaba a Javier.
Los estudios de ADN
Beccaluva y sus acompañantes llegaron a Buenos Aires y fueron a Comodoro Py. Al día siguiente, en el Hospital Durand, se hicieron los estudios de ADN y los primeros días de setiembre del 98, se conocieron los resultados. Mientras se esperaban los mismos, el chico estuvo en Misiones, donde su padre tenía casinos y una vivienda.
En el tiempo, el abogado volvió a ver, inesperadamente, a Jorge en Ushuaia, en la oficina de un gobernador de Tierra del Fuego, provincia en la que el marino apropiador tenía la empresa American Data S.A., en la que se centralizaba el movimiento de los casinos. Mientras tanto Beccaluva no había cobrado ni un solo peso por sus gestiones.
El presidente de American Data S.A. era el hijo biológico de Vildoza, que lleva el mismo nombre -Jorge Ernesto Vildoza-, integrante del Servicio de Inteligencia Naval hasta 1988 y el vicepresidente era Fernando Siromini, marido de Mónica Vildoza –hija de Jorge-, y piloto del Ejército desde 1978 a 1983.
La magistrada Servini de Cubría allanó, como resultante de su investigación, el edificio de American Data S.A., ubicado en Repetto al 3.300 de Vicente López y cuando los funcionarios de la jueza llegaron, el hijo de Vildoza se comunicó con Alfredo Astiz[1] para decirle: “Alfredo estoy acá con el personal de Servini. ¿Le mando un saludo de tu parte?
Vale apuntar, finalmente, sobre la personalidad del apropiador, -al decir de Beccaluva-, que el torturador Vildoza “a esa altura de su vida era un individuo abatido, quebrado, gastado y, quizás, enfermo”.
[1] Los nombres de los protagonistas de la crónica se han mencionado en negritas para favorecer con claridad al lector las relaciones existentes entre ellos y evitar confusiones.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto: Oscar Beccaluva, reconocido abogado en Misiones, que denunció negocios turbios del marino Jorge Vildoza, uno de los lugartenientes de Emilio Massera, que estuvo prófugo desde hace 24 años
Viene de acá: Los gerentes de la ESMA
Continúa aquí: El secuestro de Olga Cabrera Hansen, un caso paradigmático de los grupos de tareas














