Las cloacas políticas (Parte cinco) – Por Ricardo Marconi
Dossier secreto de los espías de Putin
La Inteligencia de Argentina estaría ocupada en tratar de evitar una infiltración de espías rusos y en torno al adelanto de esta columna respecto de un matrimonio con hijos que espiaba para Putin y compañía nos hacemos eco de un informe de Infobae sobre la cuestión.
La pasada ola migratoria atrás y la vulneración de un acuerdo logrado por Rusia sigue vigente. La llegada a Rusia de los infiltrados en Argentina, hace una pocas horas confirmó la actuación de una red global de inteligencia que tiene a nuestro país como eslabón de una larga cadena, forjada por complicidades, dinero negro y falta de controles. Una maraña de agentes ilegales que tienen vidas “normales” para actuar sin que suenen alarmas ya que se aprovechan de las oportunidades que ofrecen países como el nuestro, que firmó en 2009, durante el gobierno de Cristina Kirchner, un acuerdo para viajar sin visa y que pese a todas las sospechas sigue vigente. Un dossier secreto al que accedió Infobae revela lo que hizo el matrimonio en los años que vivieron en el barrio porteño de Belgrano y expone un modus operandi siniestro.
La llegada de rusos a Argentina se habría incrementado a partir de la invasión decidida por Putin sobre Ucrania, fundamentalmente a partir de febrero de 2022, tiempo a partir del cual los soviéticos están perdiendo efectivos, en una cifra impensada, a manos de los ucranianos. Incluso se hace mención, en ámbitos específicos del gobierno, sobre la presencia de posibles agentes de Inteligencia rusos tras el alineamiento del gobierno argentino con los norteamericanos.
Al parecer, Rusia no sólo envía mujeres embarazas a parir a Argentina. También haría lo propio con espías varones para que se preparen y obtengan identidades falsas y luego se tomen un avión hacia distintos países del orbe, llevándose a cuestas sus presuntas esposas e hijos para pasar como familias comunes, munidas de los correspondientes pasaportes. Es evidente que la Inteligencia de Argentina cambia sus cúpulas pero no optimiza sus recursos humanos ni técnicos para detectar este tipo de intromisiones extranjeras. No lo dice quien esto escribe. Lo afirmó el jefe de Gabinete Guillermo Francos con su voz especial de locutor ideal para programas radiales en la noche.
Infobae, en un informe periodístico, consultó con funcionarios de las principales áreas involucradas: esto es las áreas de Inteligencia, ministerios de Defensa, Seguridad, la diplomacia y el ámbito judicial. En voz baja hicieron notar que hubo una coincidencia en advertir la gravedad de la situación y el temor a una infiltración masiva de elementos que pueden representar una seria amenaza a los intereses permanentes de la Argentina. Un número y una nacionalidad especifica aún más lo que señalamos: ingresaron 111 mil rusos a nuestro país con el pretexto del turismo, entre otras motivaciones y específicamente, desde el 2022 –año de la invasión rusa a Ucrania-, 2.012.
A partir de 2022 se dispararon las entradas de ciudadanos de ese país, ya que de 2.012 que se registraron en 2021, se pasó a 17.729 en 2022 y el año pasado tocó el récord de 37.678. Pero no termina allí: en los primeros siete meses de 2024, ya ingresaron al país 21.946 personas, implicando ello un extraño y sospechoso boom turístico, según dicho medio periodístico.
Argentina tiene el convenio de 2009 que permite ingresos sin visa. Es nuestro país un destino fácil, que cualquier ruso puede utilizar si quiere irse. Pero los ingresos que representan más peligro no son los que pasan por Migraciones con el pasaporte ruso. Los más peligrosos son aquellos que entran con pasaportes de los países de la ex Unión Soviética o que formaron parte del Pacto de Varsovia, como pueden ser de Kazajistán o Albania. En este último país es famosa la mafia albanesa, a la que la SIDE, quizás, no tiene en cuenta.
Los dos espías que fueron recibidos por Putin con una guardia de honor en el aeropuerto gubernamental moscovita de Vnukovo -sobre los que ya dimos información en otra de nuestras columnas-, habían ingresado a Rusia con pasaportes de México y de Austria, y con otras identidades que nada tenían que ver con Rusia: ella se hacía llamar María Rosa Mayer Muños, nacida supuestamente en Grecia; y él Ludwig Gish, nacido en teoría en Keetmanshoop, Namibia.
Datos de la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2020 y 2024 -a julio-, dan cuenta de un fuerte salto en la cantidad de trámites para solicitar radicaciones de rusos. En la categoría de radicaciones permanentes, en 2020 fueron apenas 78, el año siguiente 91, en el 2022 pegó un salto a 937, y como ocurrió en los ingresos, en 2023 se dio un aumento exponencial de 3.809 solicitudes. Es una tendencia que no cesó en estos primeros siete meses del año: 1.644 pedidos de radicaciones.
En las radicaciones temporarias se nota un crecimiento parecido: En 2020 hubo 32 pedidos, luego 30, posteriormente 740 y en 2023 ocurrió un aumento impresionante de 3.042 trámites iniciados. Y entre enero y julio de 2024, ya se cursaron 1.053 pedidos. En lo que4 concierne a residencia transitoria, fueron mucho menores -456 en los últimos cuatro años y medio-, el informe de la Dirección Nacional de Migraciones confirma que en este período hubo casi 12 mil pedidos de radicación. Una enormidad en comparación con países fronterizos.
Facundo Chaves, en un informe hizo notar que dentro del fuero federal Civil y Comercial se tramitan pedidos para acceder a la ciudadanía argentina. Como reflejan los datos de Migraciones, generándose “en este último tiempo una explosión de pedidos de nacionalidad. Fuentes admitieron que se registró en la actualidad un pico que hace recordar al que se dio frente a la caída del Muro de Berlín y el inevitable derrumbe de la Unión Soviética que le sobrevino”.
De acuerdo con calificadas fuentes judiciales, lo “habitual” es que primero se obtenga una residencia temporaria, que a veces se gestionan desde Rusia u otro país, y otras al llegar a la Argentina. Ese trámite permite tener DNI pero no pasaporte.
“Cuando se necesita un pasaporte, se requiere gestionar una nacionalidad. Argentina tiene una ley muy antigua de hace 150 años, que casi no tuvo modificaciones y que establece un régimen permisivo. Para tener una sentencia se necesita tener residencia permanente de dos años consecutivos y continuos en el país o casarse o tener aquí un hijo”, explicó la misma fuente.
El periodista Omar Lavieri, dio curso a una investigación en 2023, cuando amplió datos sobre casos de embarazadas provenientes de Rusia que llegaban a pocas semanas de la fecha de parto, con el objetivo de dar a luz y obtener el documento argentino para el recién nacido y, por consiguiente, para la madre, a propuesta de la organización Argentina Family, que cobraba hasta 15 mil dólares.
Según relató el agente repatriado en una entrevista a un medio paraestatal, un enviado de Putin le mandó saludos cuando estaba en la cárcel y le transmitió que no los dejarían solos. El haber formado parte de los ocho liberados en el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría que concretaron Estados Unidos y Rusia le puso dimensión a la relevancia de ambos.
De Rusia a África y Buenos Aires
El primer registro que tiene la Argentina de Artiom Dultsev se remonta al 19 de octubre de 2009. En ese entonces tenía documentos austríacos y se hacía llamar Martin Hausmaninger. Ingresó y salió del país seis veces con ese nombre: vino desde Brasil y se fue; luego a Chile, Uruguay e Italia. Ya para esa época se mostraba en las travesías con una joven de apellido Mayer Muños, tanto en Río de Janeiro, en Cataratas del Iguazú (del lado brasileño) y cruzando a Uruguay vía Buquebús, como así también en Córdoba y Mendoza. Después, su rastro se perdió.
Reapareció varios años después, en su última “operación”: fue el 12 de julio de 2012. Llegó en micro desde Uruguay con el nombre de Ludwig Gisch, nacido en teoría en 1984 en Namibia. Ingresó como ciudadano austríaco y se fue directamente a Viedma, Río Negro. En el Registro Civil local hizo los trámites para naturalizarse, por ser supuestamente hijo de una argentina. Declaró ante esa repartición que nació en Keetmanshoop, región de Karas, Namibia, y que su madre era Helga Tatschke: presentó una partida de nacimiento que, casualmente, había sido usada previamente para otro trámite. Entre agosto de 2012 y noviembre del mismo año fue declarado argentino por opción. Las sospechas de que algo raro pasó en ese Registro sobran.
La documentación entregada a espías
El espía ruso consiguió en Argentina DNI, Pasaporte, cuenta bancaria, registro de conducir y salió y volvió del país 16 veces.
Desde ese momento, el señor Gisch empezó a tener actividades económicas de menor cuantía y, con documento, consiguió el alta de la AFIP, CUIT, primero con monotributo y luego, en condición de autónomo, con actividad principal en “servicios informáticos”. Esto fue en 2013 y tiempo después creó una empresa de tecnología, de nombre DSM & IT, una fachada para generar una actividad formal, mientras realizaba de manera periódica viajes al exterior. De acuerdo con los datos migratorios, entre 2012 y 2022 realizó 16 viajes, el último a Alemania, antes de ser detenido. También viajó a Brasil, Uruguay y Holanda.
Según el dossier clasificado, se instaló en una fecha cercana en un departamento del barrio porteño de Belgrano, en el piso 9 de O’Higgins 2191. Operó con una cuenta en un banco privado de primera línea de capitales nacionales, pero con movimientos bancarios entre modestos a bajos. De hecho, entre 2021 y 2022 apenas movió 1.500 dólares y 180 mil pesos.
De México al barrio de Belgrano
El 17 de septiembre de 2012, un avión de Aeroméxico trajo a María Rosa Mayer Muños. En realidad, la que bajó en Ezeiza fue Anna Dultseva, pareja de Artiom Dultsev, alias Ludwig Gisch, con fecha de nacimiento improbable también en 1984 en Atenas, Grecia. Presentó un pasaporte de los Estados Unidos Mexicanos, llevaba el pelo recogido y en su foto aparecía levemente maquillada y con una mueca casi sonriente. A diferencia de su pareja, ella se naturalizó mediante el proceso normal, tras dos años de residencia legal: desde 2015 brindó para los papeles la calle O’Higgins como su vivienda.
Pero esa experiencia argentina de María Rosa Mayer Muños no fue la primera: ya había estado en el país. En 2009, en compañía de Martin Hausmaninger recorrieron el país, Chile, Uruguay, Córdoba, Mendoza y Brasil.
Tres años después, cuando vinieron a instalarse de manera permanente, se declaró galerista de arte. Tenía cuentas en las redes Facebook e Instagram de su empresa, a la que denominó Art Gallery 5′14. Esa plataforma era la pantalla que le permitía crear una trayectoria de vida económica, que se construía con muestras y viajes de ida y vuelta. También tuvo cuenta en un banco privado de capitales españoles y en otro de capitales nacionales por donde tuvo un movimiento en 2022, el año de su arresto unos 1.000 dólares y 120 mil pesos.
Menos de un año después de haber llegado la pareja, el 14 de junio de 2013, nació Sophie, hija de ambos, y el 5 de agosto de 2015, Daniel, el segundo. Tres semanas después, el 14 de septiembre de 2015, Gish y Mayer Muños se casaron por el Registro Civil de Cabildo al 3000, en la ciudad Autónoma de Buenos Aires. Él declaró como profesión comerciante y ella organizadora de eventos. “Cumplidas las formalidades legales y recibido el consentimiento de los contrayentes, en nombre de la ley los declaré unidos en matrimonio”, estableció el acto oficial a la que tuvo acceso Infobae.
Se había consumado el mismo guión de la famosísima serie The Americans.
El arresto
En Argentina, el matrimonio Gish-Rosa Mayer/Dultsev-Dultseva y sus dos hijos vivieron como dos inmigrantes pacíficos. Sin llamar la atención de sus vecinos ni de los chicos que iban a la escuela. Ellos dos, que habían nacido en un famoso hospital comunitario del barrio porteño de Almagro, eran dos alumnos que compartían vida con sus compañeritos sin problemas. Sólo hablaban en español.
Pero así como en el barrio porteño de Belgrano iban forjando una identidad, lentamente iban creando otra en Liubliana. Empezaron a viajar desde 2017, según las crónicas periodísticas. Se instalaron en una fecha imprecisa, pero lo que está confirmado es que en diciembre de 2022 en una casa de 35 de la calle Primožičeva de Črnuče, un barrio de la capital eslovena, fueron arrestados por la Policía local, tras una advertencia de los servicios secretos internacionales.
Al hacerle un allanamiento encontraron en un escondite al menos 500 mil dólares en efectivo. Creen que ellos eran los proveedores de dinero a una red de espías mucho más grande y peligrosa que está actuando, en medio de la guerra de Putin contra la OTAN en varios países de Europa.
La fecha de la caída le da sentido a todo el recorrido previo de la pareja de espías. Es que en abril de ese año Eslovenia -que integra la Unión Europea y de la OTAN- expulsó a 33 rusos que trabajaban en la embajada del país en Liubliana, al igual que hicieron la mayoría de los países del continente. El último viaje que tiene registro en Argentina del matrimonio es marzo de ese año: habían ido a Alemania.
La justicia argentina se despierta
En mayo de 2023, el juzgado de María Servini ordenó una serie de actuaciones para determinar la posible comisión de delitos de acción pública, como supresión de identidad de los pequeños Daniel y Sophie y la eventual infracción a la Ley de Espionaje cometida por el matrimonio.
Se dio un largo silencio, hasta que en julio se confirmó que Eslovenia condenó a Artiom Dultsev y Anna Dultseva a 1 año y siete meses de prisión -el mismo tiempo que habían estado presos desde la redada- ordenó la expulsión del país con sus hijos. Fueron enviados a Turquía donde se embarcaron para que el 1° de agosto pasado fueran recibidos en medio de un canje impactante de prisiones, por el hombre más poderoso de Rusia: Vladimir Putin.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Imagen: El presidente ruso Vladimir Putin camina con prisioneros rusos liberados a su llegada al aeropuerto gubernamental de Vnukovo en las afueras de Moscú. Mikhail Voskresensky (AP)
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