En paralelo con otras ciudades del país, se realizó esta tarde en Rosario una nueva edición de la Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil para repudiar la violencia institucional, que sigue aumentando y afecta principalmente a jóvenes de sectores populares. En Argentina, cada 21 horas se produce una muerte en manos de las fuerzas policiales.
La masiva movilización reunió a un amplio arco de organizaciones y a familiares de víctimas de estos delitos, que se convocaron frente a los Tribunales Provinciales para culminar en Sede de Gobierno con un festival y olla popular.
Desde el retorno de la democracia en 1983, se registraron más de 6.500 muertes de por gatillo fácil y torturas en cárceles y comisarías de la Argentina. Así lo informaron organismos de Derechos Humanos: “Estas prácticas represivas y violatorias de los Derechos Humanos son sistemáticamente negadas por el Estado, que no implementa políticas adecuadas para su prevención, detección y sanción; como tampoco se ocupa de garantizar el acceso a la justicia a las víctimas y sus familiares", sentenciaron.
Algunos casos emblemáticos en Rosario: en octubre de 2014, apareció en el río Paraná el cuerpo sin vida de Franco Casco, quien fue visto por última vez en la Comisaría 7ª; el 4 de enero de 2015, dos balas policiales impactaron en el cuerpo de Jonathan Herrera mientras lavaba su auto, en el barrio La Tablada; el 23 de junio de 2017, Emanuel y David circulaban en su auto cuando 18 policías los persiguieron a los tiros; en mayo de 2015, Maximiliano Zamudio fue baleado por un agente de Prefectura; y en mayo de 2017, María de los Ángeles Paris salió sin vida de la Comisaría 10°.
Fuente: Cooperativa de Comunicación La Brújula