PROYECTO ESCAÑO

Rolón y Landoni, los mensajeros de "la parca" – Por Ricardo Marconi

📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

Rolón y Landoni, los mensajeros de "la parca"

 

El 15 de diciembre de 1976 asumía como jefe de la Guarnición Santa Fe, del II Cuerpo de Ejército Juan Orlando Rolón[1] y 3 días más tarde Carlos Landoni se hacía cargo de la jefatura del Batallón de Comunicaciones 121 de Rosario. [2]

Al jefe de Área 212 Juan Orlando Rolón, recién en abril de 2006 se lo conminó a presentarse ante el juez federal de Santa Fe, doctor Reynaldo Rodríguez, quien ordenó su captura. Hasta ese momento, no había rendido cuentas por los crímenes de la represión ilegal en la provincia de Santa Fe. Había sido jefe de inteligencia hasta noviembre de 1976.

Un año antes, el 5 de abril de 2005, Rodríguez le había puesto fecha a la indagatoria, pero la suspendió ante la batería de recursos planteados por la defensa del militar. En ese momento el Ejército informó al juez que Rolón se hallaba internado en el Hospital Militar de Buenos Aires.

El magistrado pidió informes a los médicos del hospital para determinar si Rolón podía ser trasladado, tras rechazar un pedido de prescripción penal por parte de la defensa, pues se esgrimió un fallo de la Corte Suprema de Justicia que lo exculpaba en 1988, El fallo hacía referencia a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que el juez interpretó como inconstitucionales. A Rodríguez se le entregó una lista de 69 víctimas del terrorismo estatal, ejecutadas con el “tiro de gracia”, según pruebas recolectadas por querellantes y denunciantes de crímenes de Lesa Humanidad.

 

La detención de Rolón

Rolón fue finalmente detenido, de manera paralela al coronel Manuel Marcellini y el suboficial de Ejército Nicolás Correa – quien llegó a ser el número dos de la Subsecretaría de Seguridad Pública de la provincia, en el primer gobierno de Jorge Obeid, así como el ex juez federal Víctor Brussa  y los policías Mario Facino, Juan Calixto Perizzoti, Héctor Colombini, el ex oficial de inteligencia Eduardo Ramos y la ex policía María Eva Debi, a quienes, en algunos casos, se les dictó prisión domiciliaria por edad avanzada. Debi, fue derivada a la Estación de Tránsito y Ramos al Cuartel de Bomberos Zapadores.

Juan Orlando Rolón fue indicado por un testigo de las causas, que era quien tenía bajo su mando la morgue del hospital José María Cullen, donde se depositaban las víctimas de la represión (Página 12)

La Cámara en lo Criminal Federal, rechazó el pedido de dispensa de prisión de la defensa de Rolón, a pesar de llevaba detenido más de dos años sin condena, plazo máximo que marca la ley para el encarcelamiento sin sentencia definitiva.

El tribunal confirmó la prórroga de la prisión preventiva de Rolón, al atribuirle 183 casos de privaciones ilegítimas de la libertad y la aplicación de tormentos a personas en los centros clandestinos de detención El Atlético, El Banco y El Olimpo. La Cámara señaló en sus fundamentos que “la concesión de la libertad no es automática ni opera con el mero paso del tiempo”. La Sala 1 expuso, además que “otorgar el beneficio podría impedir el progreso de la investigación, reiniciada luego de la derogación de la Ley de Punto Final y por haber permanecido prófugo más de un año y medio, representan un parámetro para presumir la existencia de peligro de evasión”.

*

A fines de 1976, uno de los componentes de la patota de Feced, el “Gato” Saichuck presumiblemente habría sido envenenado. Sus trabajos en el área de inteligencia marcaron no sólo la tendencia de los grupos de tareas que acompañaron al “carnicero jefe”, sino también los procedimientos y la ideología de aquella “federación de bandas” de delincuentes fascistas denominada Alianza Anticomunista Argentina, que todos conocieron como “Triple A”.

Saichuck había sido el generador de un informe confidencial, elaborado en abril de 1973, en el que se prologaba el asesinato de Constantino Razzetti[3], las matanzas del grupo de tareas mencionado, la invasión a Villa Constitución y el golpe de 1976.[4]

Surge claramente de lo antedicho y de otros datos históricos aquí expresados que la Alianza Anticomunista Argentina siguió desarrollando su labor homicida después del golpe del 76. Testimonios de detenidos, referidos a junio de 1976, hicieron mención a torturas de una menor de 16 años en el Servicio de Informaciones de Dorrego y San Lorenzo, a manos del “Ciego” Lo Fiego, fallecido en julio de 2021.

Alfredo Vivono, subsecretario de Derechos Humanos de Santa Fe, detenido por civiles en junio de 1976

Incluso, oportunamente el subsecretario de Derechos Humanos de la Provincia Alfredo Vivono, en el 2007, declaró que fue detenido por personal de civil, que circulaba en un Ford Falcon y dos Peugeot 504, un 23 de junio de 1976 en Mitre y Pasco. En esa oportunidad reconoció a uno de sus captores, esto es Carlos Brunato (a) Tu Sam.

Quedaba claro que para ese entonces el remate de “guerrilleros” heridos o capturados en combate era una verdad insoslayable. Los comunicados militares le atribuyeron 600 bajas al enemigo y en sus fuerzas propias, los militares admitían sólo alrededor de 15 heridos.

Ya en mi anterior trabajo de investigación “Conspiración Comunicacional de Gobiernos de Facto[5]”, se hizo hincapié en la manipulación de la información y éste es un claro ejemplo de lo sostenido en ese libro.

El 7 de octubre de 1976 comenzó a circular insistentemente, a nivel nacional, la versión de que, secretamente, los comandos del Ejército habían iniciado una serie de operativos –que alcanzaron la ciudad de Rosario– para detectar y detener en bares, restaurantes, plazas, cines y hasta en circos, a quienes se consideraban subversivos. Los grupos de tarea habían iniciado su festín de torturas, homicidios y desapariciones a gran escala.

Entre el 18 de diciembre del 76 y el 3 de febrero del 77, en 40 enfrentamientos reales, las “fuerzas legales” tuvieron 23 muertos y 40 heridos, mientras que la guerrilla sufrió la caída de 63 de sus hombres. Aunque no será nunca admitido oficialmente, más de 100 procesados fueron abatidos, -según nuestras fuentes-, en “tentativas de fuga”.

Hasta el mes de marzo de 1978, Feced dirigió los destinos de la “Comunidad Informativa”. Tenía 3.000 hombres a su disposición, aunque respondía a las órdenes del titular del Comando del II Cuerpo de Ejército, Ramón Díaz Bessone[6] y de Leopoldo Fortunato Galtieri. También estuvo recibiendo órdenes del general de división Luciano Adolfo Jáuregui.

Jáuiregui, vale puntualizarlo, desde enero de 1978 hasta enero de 1979 fue subcomandante del II Cuerpo de Ejército y tuvo bajo su órbita de responsabilidades la Subzona 21, con cabecera en Rosario. Asimismo, ocupó la jefatura de la Subzona 22, durante 1975. Luego fue comandante del II Cuerpo hasta diciembre de 1980. Estuvo procesado por la Cámara Federal de Rosario, siendo indultado por Carlos Menem en 1989. La corte Suprema de Justicia lo desprocesó en aplicación de la Ley de Punto Final., en algunas de las causas en las que se hallaba involucrado.

La CONADEP verificó 270 delitos de Lesa Humanidad, atribuidos a Feced, pero su nombre apareció en centenares de causas más, no sólo de Santa Fe, sino de otras del litoral.

Por ese entonces, los raptados en localidades vecinas a Rosario, confluían en gran medida al C.C.D. del Servicio de Informaciones de la Jefatura, que centralizó el accionar represivo. Feced tenía a cargo ese centro de detención, por el que pasaron cientos de secuestrados, a los que secuestraba y torturaba personalmente, según testimonios aportados en el NUNCA MAS.

Al mando de Feced  se hallaban en  1976, de manera directa e indirecta:  el comisario principal Roberto Scardino,  comisario Pelipe Oreffice,  oficial principal Horacio Cueva,  comisario Juan José Saichuk;  los oficiales sin mando  Raúl Haroldo Guzmán Alfaro (a) “Mudo”, José Lofiego,  “Ciego” o “Méngüele”;  Marcelo Peralta, Carlos Altamirano, Raúl López y los suboficiales Cardozo, Portillo,  Travagliante,  Carlos Gómez,  “Carlitos”; cabo  Ricardo Cordier , Bruno Dalla Pace, Ernesto Velazco Vallejos  “Managua”;  Julio Fermoselle,  “Darío”;  Héctor Gianola,  “Beto”; Ernesto Dugour,  “Picha”; Marcelo Olazagoitía,  “Vasco”;  Enrique Ferrera,  “Monito”;  Leopoldo Ibarra,  “Largo” o “Finito”;  Ernesto Griffó,  “Kuriaki”;  Leiva,  “Kunfito”;  Ramos,  Kung Fu”;  Carlos Scortechini,  “Archie”;  Telmo Alcides Ibarra,  “Rommel”;  Lucio César Nast,  “Ronco”;  Carlos Altamirano,  “Caramelo”;  Ramón Vergara “Sargento” o “Pelado”, Marcote   y César Peralta “Pirincha”.

 

Pororó y tortura

No figura en la nómina Juan Andrés Cabrera (a) “El Barba”, el único “especialista en torturas” de la patota de Feced, ya que tuvo que aprobar un curso sobre el tema, según lo señaló ante el juez federal subrogante Félix Angelini, Eduardo “Tucu” Constanzo[7].

Afiche que escrachaba públicamente a Juan Andrés “El Barba” Cabrera

Ya en el período democrático, Cabrera, en las horas libres de su trabajo –ironía del destino-, en la Defensoría del Pueblo, se dedicaba a vender pororó en el Parque Norte de Rosario o Parque Sunchales. Versiones indican que aplicó sus conocimientos especializados sobre Tito  Mesziez, al igual que sobre Cambiaso y Pereira Rossi, en este último caso en el interior de un camión, al fondo del boulevard Oroño, en momentos en que se estaba construyendo la Avenida de Circunvalación.

Cabrera, ingresó como personal civil de inteligencia el 1º de julio de 1978, cuadro C, subcuadro C3, del Destacamento de Inteligencia 121 –según documentos de la inteligencia mexicana- habría participado en el “Operativo México”, en enero de 1978, cuyo objetivo era el de asesinar a exiliados montoneros en la capital mejicana, a la que habría accedido bajo el nombre de Carlos Alberto Carabetta. [8]

Mientras se gestaba la presente investigación Cabrera fue procesado por la justicia como co-autor de al menos 17 casos de secuestro y torturas, 14 de los cuales concluyeron en homicidio. Había sido detenido en marzo, en la localidad de Cosquín y se le dictó un embargo de tres millones de pesos y la prisión preventiva en el penal de marcos Paz.

Cabrera, de triste actuación en el CDD Quinta de Funes se hallaba prófugo desde febrero de 2008, cuando fue identificado por su ex superior, el “Tucu” Constanzo.

El ya referido Marcote, imputado de numerosos hechos relacionados con la represión ilegal nació el 1º de diciembre de 1949 y era hijo de Raúl Enrique y de Irma Magdalena Carignano. De nariz aguileña, ojos pequeños, utilizaba anteojos con patillas de metal y se hacía cortar el cabello casi al ras. Por ese entonces era delgado y vestía generalmente con una camisa azul y pantalón marrón, en el que llevaba casi siempre un destornillador.

Tras terminar el secundario se recibió de Perito Mercantil e ingresó, a una tienda, tras lo cual hizo lo propio en la policía provincial, llegando al cargo de oficial ayudante en el área de Seguridad Personal, siendo trasladado al Servicio de Informaciones a mediados de 1976. Allí producía las fichas de los detenidos y llevaba adelante el libro de entradas y salidas de la dependencia.

 

Experto en mudanzas

Posteriormente se lo comisionó para organizar las “mudanzas”, esto es el traslado de muebles y otros efectos que se hallaban en los domicilios que usurpaban los grupos de tareas. El traslado de los muebles más pequeños lo hacía en un Citröen azul.

Si de “traslados” hablamos, podemos agregar que se rumoreaba que otra de sus funciones era la de trasladar detenidos con rumbo desconocido, entre las que se dejó trascender, algunas eran mujeres.

Es de hacer notar que en algunas oportunidades fue a Devoto, Coronda y Trelew, donde habría interrogado y torturado presos, utilizando en las sesiones de tortura, un escapulario.

Según él mismo, en declaraciones a medios de comunicación “quiso humanizarla tortura” y reconoció que el Servicio de Informaciones realizó detenciones en los domicilios de los que eran buscados y allí “labraba actas”, las que no recuerda donde quedaron archivadas.

También admitió públicamente que le pidió a Lo Fiego, otro oficial de Informaciones, ingresar a esa dependencia, “dónde éramos Sandóz, el propio Lo Fiego y yo”, grupo que respondía a las órdenes del oficial Saichuck. Posteriormente dependió del oficial Guzmán Alfaro. Admitió, además, que en el Servicio de Informaciones “había un personal rotativo que alcanzaba el número de 15 personas”.

El 22 de junio de 1987 fue desprocesado al ser alcanzado por la Ley de Obediencia Debida. Solicitó la baja el 2 de diciembre de 1980 y con posterioridad ingresó en el Instituto de Servicios Sociales Bancarios, donde trabajó hasta el 2 de marzo de 1984.

Con posterioridad se desempeñó como celador del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, ubicado en la intersección de Salta y Callao, en Rosario, que dependía del Arzobispado de Rosario, desde donde emitieron la orden de despido e indemnización al conocerse públicamente el pasado de Marcote.

A los tres meses cumplía funciones de portero en el garage de CIRSA, ubicado en España y 3 de febrero. También realizó tareas de cobrador en la mueblería Vignati, de Mendoza y Gutemberg.

Respecto de Lo Fiego, vale agregar que el 10 de diciembre de 1998, en la gestión del comisario mayor Raúl Partal, por decisión del Ministerio de Gobierno, fue que se dispuso su pase a disponibilidad mediante resolución 879 del gobierno de la provincia.

El comisario principal José Rubén Lo Fiego (a) “El Ciego”, nacido el 9 de mayo de 1949, en definitiva, resultó imputado de 68 delitos de lesa humanidad y de ser el principal torturador del Servicio de Informaciones de la Unidad Regional II en el período 1976/ 1979.

El reconocido torturador, hijo de un militante de la Unión Cívica Radical Intransigente, cursó sus estudios primarios y secundarios en el colegio Sagrado Corazón. El 31 de enero de 1972 ingresó como oficial subayudante al Comando Radioeléctrico y posteriormente continuó su carrera en la fuerza de seguridad de Rosario, actuando en la seccional 17º, en Seguridad Personal y en abril de 1976, ya con el rango de oficial auxiliar, pasó a formar parte del Servicio de Informaciones, donde pensaba que las mujeres resistían las torturas más que los hombres.

Algunos ex compañeros de estudio de Lo Fiego presumieron que no fue casualidad que tres alumnos del Sagrado Corazón desaparecieron por ese entonces. El autor se refiere a Ernesto Víctor Traverso, Fernando Belizán y Francisco Iturraspe.

José Rubén “El Ciego” Lo Fiego, jefe de torturadores del centro clandestino El Pozo, de Dorrego y San Lorenzo (Diario El Ciudadano)

Lo Fiego era reconocido por otros policías como muy católico y poseedor de una memoria increíble, así como de una crueldad implacable. Cuando uno de sus primos fue detenido, fue Lo Fiego quien se encargó de picanearlo.

“Menguele”, como se lo conocía, fue desprocesado el 31 de agosto de 1984 por los delitos de secuestro, torturas y desaparición de personas, debido a la aplicación de la Ley 23.521 de Obediencia Debida, promulgada en el gobierno de Raúl Alfonsín.

Precisamente, en diciembre de 1999, participó de la investigación del robo de los adicionales que cobran mensualmente los componentes de la policía, que trabajaban fuera de horario, haciendo tareas de seguridad y vigilancia en entidades bancarias o en actos y espectáculos.

El hecho tuvo lugar en la tesorería de la Jefatura y según él tuvo problemas con sus superiores porque no quiso “arreglar”. Se consideraba este policía como “un experto en delitos económicos”.

Lo Fiego se desempeñó también en el área de Logística, teniendo su escritorio en el subsuelo de la vieja Jefatura de Policía, sobre el sector que confluía en la intersección de Santa Fe y Moreno.

Recién a fines de 1999, luego de darse a conocer públicamente la lista del juez español Baltasar Garzón, quien investigaba desapariciones de españoles en Argentina, Lo Fiego se atrevió a mostrarse públicamente, aunque, vale destacarlo, nunca se arrepintió de las sesiones de torturas en las que participó y, como era obvio, negó su relación con la desaparición de niños nacidos en cautiverio, al ser entrevistado y teniendo como fondo una imagen del equipo de sus amores, -Rosario Central- fotografiado como resultante de haber obtenido la Copa Conmebol  en 1995.

El “Ciego” aceptó haber participado en sesiones de tortura, pero negó haber actuado en acciones donde el robo y el tráfico de drogas era la razón de ser del grupo de tareas en el que participaba.

Admitió, además, que cumplió su “trabajo” bajo una presión insoportable del Comando del Segundo Cuerpo de Ejército y que junto a él estaban Telmo “Rommel” Alcides Ibarra, luego exonerado bajo la gestión Obeid. En la referida entrevista señaló con sorna: “Si me descuido, me culpan hasta de la muerte de Gardel”.

Los detenidos por Feced, eran luego de los interrogatorios, en algunos casos, legalizados y remitidos a Coronda, en el caso de los hombres y al penal de Villa Devoto las mujeres. Finalmente eran puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.

La mayoría de los secuestrados era remitida al Comando del II Cuerpo de Ejército, donde tras un discurso de Galtieri se los puso en libertad.

Feced-jefe de Lo Fiego-, vale recalcarlo, revistó en el Batallón 601, Jefatura 2, donde le pagaban el sueldo, pero no lo empleaban, hasta que le dieron, a su pedido, un trabajo especial, en marzo de 1979.

*

Precisamente, en 1978, en momentos en que Argentina se preparaba para el Mundial de Fútbol, la opinión pública del mundo estaba mejor informada que los argentinos, de los efectos de la lucha derivada de la “guerra sucia”.

Los medios de comunicación se encontraban funcionando bajo un minucioso control gubernamental y Rosario no escapaba a esa regla.

En Radio Nacional Rosario, quienes hacían programas, debían presentar con antelación los guiones de los mismos y éstos eran supervisados por la dirección de la emisora, que censuraba sin piedad hasta los programas donde se hablaba del tango. A tal punto operativo de la programación alcanzaba también hasta los programas de folclore, donde se vigilaba el cumplimiento de las listas negras de músicos y temas que presuntamente “atacaban la moral pública”.

El listado de “prohibidos” estaba pegado en el vidrio de la sala de operadores para que nadie pudiera argumentar desconocimiento. La subdirectora de la radio era la encargada de leer los textos que salían al aire.

 

 

 

[1] El 12/04/2006, el juez federal de Santa Fe Reynaldo Rodríguez ordenó la detención de Rolón. El 4//04/2008 el conjuez Ricardo Lazzarini procesó a Rolón por tormentos, privación ilegítima de la libertad y omisión de hacer cesar la misma. Lazarini indagó a Rolón en su casa del barrio 7 Jefes, para luego resolver su situación procesal. Había sido indago por vez primera el 12/07/2006 y 13 días más tarde fue procesado por el juez federal, natural de la causa, Reinaldo Rodríguez, habiendo sido víctimas Stela Vallejos, Carlos Pacheco, Alberto Alegre, Daniel García, lba Sánchez, Patricia Traba, José Shullman, Alberto alegre, Jorge Cepeda, María Mazzettti y Eduardo Almada, todos en concurso real. A Rolón se le trabó embargo por 900 mil pesos, a la vez que se le dictó falta de mérito por el caso de torturas sufridas por Patricia Isasa -primera detención-ocurridas el 30 de julio de 1976. Durante 1977 y 1978 fue jefe del Área 212, cuya jurisdicción comprendía la ciudad de Santa Fe y los departamentos lindantes. Fue comprendido en la ley de Punto final. Mientras se llevaba adelante este trabajo Rolón falleció en noviembre de 2009.

[2] Bajo el legajo 8.093, de la CONADEP, el bioquímico Alfonso Tomás Rimada denuncia la desaparición de su hijo Héctor Ariel y de Olga Pattacini, ocurrida el 2/12/1976

[3] Del que ya se dio cuenta en esta investigación periodística e histórica.

[4] Matar para robar, luchar para vivir. Carlos Del Frade. Pág.64.

[5] Ricardo Marconi. Publicado por la Universidad Nacional de Rosario.2007

[6] El ex general de brigada Ramón Genaro Díaz Bessone, desde septiembre de 1975 hasta octubre de 1976 fue comandante del II Cuerpo de Ejército y, por lo tanto, jefe de la Zona 2. Como máximo responsable de la represión en dicha jurisdicción, tuvo bajo su control el accionar delictivo del personal de las distintas fuerzas militares y de seguridad. Fue también el responsable de los centros clandestino  que funcionaron en el Batallón de comunicaciones 121; El D-2 -Departamento de Informaciones- de la policía rosarina; la Fábrica Militar de Armas  Portátiles, Brigada de Investigaciones de Santa Fe, seccional 4 de Santa Fe, guardia de Infantería  Reforzada de Santa Fe, Regimiento 6 de Tiradores de Caballería Brindada, Campo Hípico de Goya, delegación de la Policía Federal en Corrientes, Regimiento 9 de Infantería, D-2 de la Policía en Misiones, alcaidía de Resistencia, Brigada de Investigaciones de Resistencia, Destacamento Capilla San Antonio y Regimiento 29 de Infantería de Monte. Fue procesado por las cámaras federales de Rosario y Paraná, en la causa del II Cuerpo. La Corte Suprema de Justicia lo desprocesó por la Ley de Punto Final el 2 de junio de 1988, en las cusas referidas a los hechos producidos en la Subzona Paraná. Resultó indultado por el expresidente Carlos Menem en 1989.

[7] Según sus propios dichos componentes del Centro Clandestino de Detención “Granadero Baigorria”. Se desempeñó bajo el apodo de Tucumano y se lo declaró impune de la Ley de Punto Final.

[8] Un torturador que vende pororó. Agencia de Noticias Notifé. Com. 18/10/2008

 

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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Foto: Parte de la fachada del ex Centro Clandestino de Detención “El Pozo”, de Rosario (Notifé)

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