📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por *Ricardo Marconi
Rosario, el infierno de la droga tan temido
Son cada vez mayores los índices de violencia social y delincuencia que se observan en las mayores concentraciones poblacionales latinoamericanas, en las que se destaca América del Sur.
La seguridad es un concepto atemporal, abstracto y subjetivo, ya que se trata de sentirse a salvo de cualquier daño o peligro, lo que cada vez resulta más difícil de lograr en Rosario, donde su aplicación refiere a tomar precauciones ante posibles daños por hechos delictivos en función de actividades criminales que se suceden casi permanentemente.
La seguridad es más un término relativo, ya que los Estados consideran que están expuestos, en alguna medida, al peligro de un ataque militar, a las penurias económicas, a la presión política o a la injusticia social[1].
La seguridad del Estado, a nivel nacional o internacional, se considera como una cuestión de grado. En las circunstancias actuales no es factible que las naciones o los individuos alcancen, por sus propios medios, plena libertad frente a todos os peligros, aunque mediante la cooperación plena internacional sería viable ese objetivo[2].
La seguridad humana
La seguridad humana es muy difícil de lograr en nuestro país y en menor nivel en Rosario. El tema fue desarrollado, en 1994, por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en 1994 (PNUD), en base a componentes tales como la libertad del temor y la libertad de la necesidad, reconociendo la naturaleza indivisible de la seguridad, expresada en las dimensiones de la política, la economía y la sociedad e incluso de las ambientales, identificando los indicadores de riesgo implícitos.
Esto hace que la seguridad humana se base en la indivisibilidad y la multidimensionalidad, factores que promueven la protección del ser humano, aunque ello no sustituye a la seguridad convencional.
Seguridad pública
A la seguridad pública, los especialistas se atreven a definirla como “la situación que se caracteriza por un clima de paz, convivencia y confianza mutua que facilita el ejercicio de derechos y obligaciones, a la vez que proporciona orden interno seguro para los ciudadanos ante el flagelo delictivo que hace inviable mantener en la dimensión necesaria las garantías del estado de derecho”.
En muchos países americanos la seguridad pública está circunscripta al accionar delictivo y en ellos la inseguridad se manifiesta en un clima de temor e incertidumbre, con generalización de conductas violentas que afectan la integridad física y patrimonial, las que en su gran mayoría quedan impunes. Rosario, es un ejemplo de lo que apuntamos.
Problemas globales
Ciertos problemas de seguridad han sido reconocidos como globales: hambre, epidemias y exclusión social, así como la transnacionalización de peligrosas amenazas como el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado, temas que hemos evaluado en nuestras columnas en función de crisis específicas.
La Organización de Estados Americanos (OEA), emitió un documento denominado Declaración sobre Seguridad de las Américas”, donde se destaca la citada multidimensionalidad de la seguridad y se establecen directivas generales para resguardarla en el continente americano.
Específicamente Latinoamérica se encuentra expuesta a un proceso creciente de violencia criminal juvenil e intrafamiliar que se verifica en homicidios, secuestros, robos calificados, robos, hurtos, abusos sexuales y maltrato, entre otros delitos., en los que se pierden miles de vidas.
La exclusión influye en la generación de cierta proclividad a la violencia y a la delincuencia y a ello se suma la corrupción, que influye tanto en las personas como en las instituciones a través de la utilización extorsiva de enormes ingresos monetarios obtenidos por actos criminales, como consecuencia de un aumento de la violencia intrafamiliar contra mujeres y niños.
En Rosario ello se está notando por el subsecuente incremento de femicidios, así como en las escuelas, con el enfrentamiento entre alumnos y docentes y entre alumnos y el aumento de pandillas y bandas criminales organizadas y formadas por adolescentes.
Está claro el escepticismo ciudadano respecto de quienes tienen responsabilidades claves en el mantenimiento de la seguridad pública, particularmente esto se nota en la población que visibiliza a una policía y a la justicia que no pueden enfrentar con la solvencia esperable las condiciones desfavorables en lo atinente a la realización suficiente de esfuerzos conjuntos que permitan reducir a niveles lógicos los actos criminales.
Impunidad extendida
La opinión pública rosarina considera que la impunidad se ha extendido, tanto entre los delincuentes como entre funcionarios públicos que son imputados, detenidos y hasta procesados y condenados por delitos.
Esa misma opinión pública estima que por desviaciones interpretativas de los magistrados, los delincuentes sacan ventajas.
La ciudadanía tiene internalizada la idea de que las normas no se cumplen y las penas no se aplican y, en determinados casos no se cumplen, quedando muchas faltas menores sin las esperables sanciones, por lo que los delincuentes suelen quedar impunes. Los medios de comunicación lo reflejan casi diariamente.
Así, la inseguridad en nuestro país es considerada uno de los tres problemas de mayor importancia y preocupación nacional, superada –en algunos barrios de Rosario-, por la pobreza y el desempleo, objetivos a utilizar por los pretendientes a cargos públicos para sus campañas políticas.
Seguridad y entorno urbanístico
El desarrollo urbanístico rosarino en torno a la seguridad está siendo superado en Rosario por el ejercicio de la violencia sistémica y el crimen circunstancial y el organizado. Por esa razón que la sociedad local esta desesperanzada y en los barrios de la periferia local el marginado se considera excluido, por lo que presume que su única opción de vida es la delincuencia., ya que forma parte de los ni –ni, como se conoce a los que ni estudian ni trabajan. La confrontación social a la que se enfrentan, ante el incremento de droga barrial, inhibe sus frenos morales y exacerba su violencia.
¿Rosario bajo el imperio de la violencia?
Algunos especialistas en criminología acuerdan que las acciones de la sociedad civil no son suficientes y se ha instalado en esta última, el criterio de que hay una protección desproporcionada y garantista en favor de los victimarios y en desmedro de la población.
Los rosarinos comentan entre sí que “hay una desvalorización de los principios inherentes a una sociedad democrática y civilizada”.
Y supongo que las autoridades nacionales y locales saben que con el aporte de gendarmes a la policía “el tráfico de droga en Rosario no va a terminar”.
El sociólogo Luis Felipe Cruz, especializado en la investigación del conflicto armado y narcotráfico afirma que “capturando a jefes de bandas tampoco”.
“Lo más potable es ir por donde más le duele: el blanqueo del dinero, la destrucción sistemática de sus manejos financieros y su estructura complementaria. Hay que sacarles plata”[3].
[1] Informe sobre Estudios Acerca de Conceptos de Seguridad. Organización de las Naciones Unidas.
[2] Ricardo Milano. Especialista en temas de seguridad.
[3] Ramiro Pellet Lastra.
———————————————
*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto: elonce.com
Viene de acá: Siembra de cadáveres
Continúa aquí: Títeres y titiriteros de la droga en Rosario