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Videla y sus negocios con el Partido Comunista – Por Ricardo Marconi

📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

Videla y sus negocios con el Partido Comunista

 

El 7 de enero de 1980, la Unión Soviética tomó la decisión de invadir Afganistán y Estados Unidos solicitó un embargo internacional.

Y como respuesta, Estados Unidos invitó a la Comunidad Europea, Canadá, Australia y la Argentina a una reunión en Washington para conseguir la adhesión a un embargo de granos.

El embajador argentino en el país del Norte, Jorge Aja Espil, recibió del Departamento de Estado el pedido de adhesión y este lo derivó al secretario de Agricultura Jorge Zorrequieta y éste, a su vez, a Alfredo Martínez de Hoz, que era el ministro de Economía, quien lo consultó al secretario de Comercio argentino, Alejandro De Estrada, ya que este último tenía sobre su escritorio los detalles del bloqueo que había decidido EE.UU. y el mismo opinó que no había que adherirse, ya que en juego estaba el maíz argentino, el único con stock. Los otros países ya lo habían vendido.

“No es útil” respondió Estrada y Martínez de Hoz, preocupado señaló a su interlocutor: “lo mismo decía mi tío”.

Miguel Ángel Cárcamo, excanciller del expresidente desarrollista Arturo Frondizi comentó: “Nos van a pedir que aceptemos”. Ello implicaba una caída de las exportaciones por 85.000 millones de dólares, esto es un acuerdo que había firmado José Bel Gelbard con la Unión Soviética.

Argentina había pasado de exportar menos de 9 millones de toneladas de granos en 1975 a 20 millones en 1979.

Era un momento económico como el presente -2022 e invasión de Rusia mediante-, y Argentina estaba intentando bajar la inflación que en ese año era del 80% anual, con un esquema que se había dado en denominar “la tablita” (Crawling Peg) y el Banco Central, como en el 2022, se estaba quedando sin reservas.

Los rusos eran un socio económico destacado de nuestro país y nosotros luchábamos por conseguir dólares y evitar –como actualmente-, una devaluación.

El mismo día de dicha consulta de Martínez de Hoz -7 de enero de 1980-, el ministro mantuvo una reunión con su equipo económico y la convocatoria continuó hasta altas horas de la madrugada, según las memorias del mismísimo ministro.

 

Despliegue militar

Mientras esto ocurría, Rusia había desplegado 80.000 soldados en territorio afgano y el abastecimiento de petróleo, como ocurre hoy con el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, elevó el costo mundial del “oro negro” y la estabilidad se vio comprometida en razón de que se produjo una suba de las tasas a un 20 % y no había lugar para aplicar gradualismos.  Se imponía el shock.[1]

 

Reunión clave

Jorge Rafael Videla y Martínez de Hoz se reunieron a los pocos días y los militares para no perderse el negocio con el Partido comunista, decidieron no respetar el bloqueo.

La decisión de no adherir al boicot para dolarizar al país, fue título de los matutinos el 10 de enero de 1980. Ese año el incremento previsto del dólar era 60% menos que la inflación para todo el año anterior, esto es 159,5 % y la economía creció 7,7 % en 1979.

Zorreguieta, al día siguiente de la decisión tomada convocó a periodistas para informar sobre la decisión tomada ante el bloqueo cerealero y les señaló que la decisión final fue de las fuerzas armadas y ante la consulta periodística, opinó que el precio internacional de los granos dependería del gobierno estadounidense, a la vez que agregó: “si tuviéramos ahora el cereal haríamos negocios porque lo que perderíamos por el precio lo recuperaríamos por flete”.

Al año siguiente el expresidente Ronald Reagan levantó el embargo y la Junta Militar, identificada con Washington no respetó el boicot a Moscú, pero sí el acuerdo Gelbard-URSS de 1974.

Argentina al final devaluó y salió de la tablita, mientras la suba de tasas de EE.UU., el conflicto ruso y la apreciación del peso pusieron contra el paredón al Banco Central.

 

Datos para develar la historia

En una de nuestras columnas semanales dimos a conocer detalles de documentos desclasificados por la Embajada de Estados Unidos, enviados al Departamento de Estado. En los mismos se exponía, con crudeza, una radiografía aplicada al golpe de Estado de 1976[2].

Los documentos mostraron que los estadounidenses sabían, con varios meses de anticipación, que Isabel Martínez Cartas de Perón caería como una fruta madura, que sería destituida y arrestada, que se avecinaba un baño de sangre y que despuntaba una interna feroz en la cúpula militar.

El principal escollo sería violencia con la que se volatilizaban los derechos humanos.

Hubo muchos detalles contados por protagonistas que se mantuvieron en secreto durante 20 años y hay algunos que se mantienen en los corredores de la Argentina que no pone límites a los secretos estatales.

Esos secretos describieron una descarada anatomía del poder dictatorial muchas veces negado por Videla y sus adláteres, quienes transformaron en un feudo la represión fuera de la ley, mientras los diplomáticos norteamericanos criticaban la matanza de argentinos entre bambalinas, mientras EE.UU. era gobernado por James Carter.

 

 

[1] Ezequiel Burgo. Columnista económico.

[2] En este link, el lector tendrá la oportunidad de conocer puntualmente detalles de los documentos a los que hacemos referencia.

 

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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Viene de acá: La “grieta” de la Revolución de Mayo

Continúa aquí: La "base" nazi en Santa Fe

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