El Rompecabezas de la muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi
Detienen a los primeros «extremistas» en Rosario
El 19 de junio de 1946, se hizo cargo del sistema de seguridad en Rosario Nicolás Vallaro, quien había ingresado a la institución como meritorio en 1918, en la seccional 15ª. Ese mismo año pasó a Mayoría y Depósito, para ascender, en 1921 a escribiente.
En 1922 se lo promovió a auxiliar y en el mismo año a oficial inspector. Fue más tarde oficial de 1era. y en 1928 comenzó a desempeñarse como subcomisario de Suburbios y Distritos. Luego llegó a oficial inspector seccional y sucesivamente, por gravitación de sus propios méritos, se le asignaron tareas de gran responsabilidad.
Al asumir como jefe de la División Investigaciones, en 1932, ya llevaba más de 20 años en la repartición. Posteriormente fue secretario general de la policía rosarina, con retención del cargo de jefe de la referida División.
En uno de los casos que más se recuerda de su primera gestión, descubrió una imprenta clandestina en 1944 y secuestró los elementos y los materiales impresos de ese entonces Partido Comunista, oportunidad en la que logró la detención de “extremistas”, un término casi desconocido para esos años en la ciudad.
En 1945 se lo designó inspector general y en 1947 fue distinguido por la Policía Federal, con motivo de la detención del autor del homicidio del agente Julio Mario Pérez.
Un juez especializado en mafiosos
En el inicio invernal del 46, -24 de junio- el abogado Oscar J. Cantadore Van Straat, luego de una vertiginosa carrera judicial, especializada en la búsqueda y procesamiento de mafiosos, se hizo cargo de la policía de Rosario.
El penalista se había dedicado también a la docencia, aunque en las cátedras de Historia y Geografía, en escuelas secundarias de las ciudades de Santa Fe y Rosario y, además, se había desempeñado como redactor en La Capital, desde 1934 a 1937, año en que se hizo cargo de un juzgado de Instrucción en Rosario.
En 1945 asumió la intendencia rosarina y tras ser jefe de Policía fue designado en la Cámara de Senadores que le prestó acuerdo para que fuera miembro de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, en el período 1946-1955.
En agosto de 1947, mientras actuaba judicialmente, se constituyó la Junta Departamental contra el Agio y la Especulación, por el cual se fijaban los precios máximos en las prendas de vestir y se determinaban las sanciones para quienes infringían las disposiciones y se labraban actas de comprobación, conforme a lo dispuesto por el decreto 16462.
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Finalizada la gestión de Van Straat, el doctor Dorando E. Ghiara, un abogado de reconocida trayectoria en el ámbito educativo, el 11 de enero de1949, fue designado jefe de policía en Rosario, cargo que ya había ocupado en la capital de la provincia.
Nacido en Santa Fe el 12 de abril de 1912 y en 1928 se graduó como preceptor de escuelas normales, en la provincia de Córdoba. Posteriormente, dos años más tarde hizo lo propio como maestro normal nacional en 1930 y obtuvo el título de bachiller comercial un año más tarde, en el Colegio de la Inmaculada Concepción.
Doce años más tarde logró en la Universidad Nacional del Litoral –Facultad de Derecho- su título de abogado y se desempeñó como educador y luego profesor en el colegio Simón de Iriondo, a partir de 1932, donde, además, en 1948, se hizo cargo de la Vicerrectoría.
En 1946 fue subsecretario de Gobierno y, posteriormente, admitió tomar el cargo de director general de Rentas en la provincia. Tras hacerse cargo de la policía, como señalamos, en 1953 aceptó ser designado rector del Liceo Nacional de Señoritas de Santa Fe.
El último puesto gubernamental que se le conoce es el de rector interino del Colegio Nacional de Santa Fe, en 1960.
La A.F.A. puso su jefe de Policía en Rosario
A los 30 días exactos de asumir la conducción de la policía de Rosario, el doctor Ghiara, como jefe policial, fue sustituido por el teniente coronel ® Ernesto Navarro, quien fue puesto en funciones el 9 de febrero de 1949, en una ceremonia que tuvo lugar en su despacho.
Navarro era un prestigioso militar –lo que no implicaba que ello fuera un antecedente suficiente para ser un buen jefe de Policía- de hablar preciso y enérgico. Nacido en la provincia de Buenos Aires el 8 de enero de 1904, ingresó a la carrera militar el 1 de marzo de 1920 en el escalafón general y egreso el 14 de diciembre de 1923, alcanzando el grado de teniente coronel, retirándose el 28 de febrero de 1947. La muerte lo alcanzó el 14 de diciembre de 1973.
Apenas terminada la ceremonia de asunción, convocó a su plana mayor y dio precisas instrucciones para “reprimir el juego ilegal y la prostitución”.
Utilizó el máximo rigor con su personal y profundizó ese mecanismo en los casos en que los policías resultaban ser delincuentes solitarios o componentes de asociaciones ilícitas.
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A pesar de todo lo bueno que parecía llegar para el futuro de la policía de Rosario, a los treinta días su buena estrella se apagó en el universo de la seguridad pública. Un interventor interino, el teniente coronel Delfor B. Fantón fue convocado como jefe por la intervención federal, puesto que ocupó el 4 de marzo de 1949.
Fantón era considerado por quienes lo habían propuesto, como un militar de excelentes cualidades profesionales y con el don del mando. Sin embargo, finalmente, su gestión se limitó a disponer medidas en torno al estatuto policial y modificar los servicios de la repartición.
Tuvo una destacada intervención deportiva, ya que fue campeón argentino de peso mosca, se lo reconoció como un excelente nadador y esgrimista, a la vez que se destacó en el pentatlón.
En 1948 había sido secretario del Tribunal de Penas de la A.F.A. y se ocupó por el desarrollo de la Caja Mutual de la Policía.
Jefe por 48 horas
Tres meses después de que jurara como jefe policial, Fantón fue reemplazado el 4 de junio de 1949 por Nicolás Vallaro, quien, nuevamente, asumía accidentalmente y por cuarenta y ocho horas, el cargo de jefe de Policía.
Y dos días más tarde se hacía cargo de las responsabilidades de la Jefatura el abogado de nota César Luis Pesenti, quien designo como secretario a Manuel Paleo.
Al igual que su antecesor, fue interventor de la Caja Mutual de la Policía y el 31 de agosto abandonó su puesto para asumir como intendente.
Aunque no lo veamos, Vallaro, como el sol, siempre está
El 1º de septiembre de 1949, por tercera vez asumía, en este caso de manera interina, el mando de la Jefatura hasta el 28 de noviembre de 1949, oportunidad en que le pasa el cargo a Pedro Arriola. Vallaro contaba con una brillante foja de servicios y en su historial figuran numerosas felicitaciones. En 1941 había sido recomendado por la eficiente colaboración que prestó en el esclarecimiento del asesinato de Fernando Rabanillo, ordenanza de la Facultad de Ciencias Matemáticas.
Se le reconocieron su inteligencia y sagacidad para poner al descubierto la muerte del cadete Alberto Gianola y de Agustín Novello, sereno de la casa Piccardo, eliminado por un grupo de maleantes.
Reorganizó en un breve período la escala jerárquica del personal, desarrolló un estable progreso de los servicios policiales, dotó de elementos a distintas dependencias y puso en práctica modernos procedimientos técnicos de investigación criminal.
Habilitó la Emisora Policial para comunicaciones internas de la institución y puso en vigencia el servicio reglamentado de Sanidad Policial. En su labor institucional habilitó secciones, tales como Prensa, Marcas y Señales, Hallazgos y Extravíos, Policía Motorizada, Estadística y Archivo, entre otras de idéntica envergadura.
Generó también la Oficina de Trámites Jubilatorios y Pensiones, Depósito de Armas, Taller de Reparaciones y el Taller de Electricidad. Se aplicó en su gestión, un novedoso mecanismo de vigilancia, esto es el Cuerpo de Ciclistas, formado por 40 hombres que recorrían la ciudad, tanto de día como en la noche, realizando tareas de prevención.
En 1952, en el acto de su reasunción, el gobernador, doctor Luis Cárcamo, recordó las circunstancias de su alejamiento de la repartición policial y el descontento generado por ello.
Vallaro señaló que volvía sin rencores y para trabajar por la repartición. Posteriormente, como presidente del Club Policial, en la sede de dicha institución, el 21 de abril de 1958 inauguró un jardín de infantes con profesores especializados.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto Rosario en el Recuerdo: Bullicio y vida de los laburantes rosarinos. El interior del Mercado de Abasto de Mitre y Pasco, década de 1940. Colección Chiavazza.
Viene de acá: Rita La Salvaje, la bailarina del caramelito frutado y la vainilla mojada
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