📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi
La gestación de una sanguinaria carrera
En su libro “La guerra moderna” (1961) el coronel francés Roger Trinquier sólo se atrevió a recomendar la tortura en forma velada cuando llegó a la Argentina para enseñar en escuelas militares argentinas. Miserias morales que aprendieron los militares argentinos de los franceses.
José Pablo Feinmann – Filósofo-escritor
“No somos más buenos por el componente límbico cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y por los impulsos de bajo nivel.
No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el emotivo. El agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la región límbica, palo cortical sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de mejoría moral pasan por circunvoluciones mesocorticales que afortunadamente tenemos”.
Rita Levi – Montalcini – Neuróloga – Premio Nobel
“El ejercicio de la represión, en el contexto de la dictadura, está directamente ligado a un plan sistemático coordinado y ejecutado por las fuerzas armadas, que tiene una escala nacional. Ese ejercicio adquiere en los distintos ámbitos regionales modalidades específicas que no están suficientemente analizadas. Lo que aparece cuando uno empieza a indagar son una cantidad de matices que no están contemplados en las miradas generalizadoras”.
Gabriela Aguila – Historiadora
El 23 de septiembre de 1973, la fórmula Perón –Perón llegaba a poder con el 61,85% de los votos y la agrupación Montoneros, preocupada por el sesgo que tomaba el gobierno nacional asesinó, dos días más tarde, a José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT.
López Rega respondió con la proscripción de los grupos armados y la clausura del diario El Mundo. Un mes más tarde, el senador radical Hipólito Solari Irigoyen fue gravemente herido por la Triple A, en un atentado dirigido por el entonces jefe de Policía, Rodolfo Almirón.[1]
Al asumir Perón, entre sus primeras acciones de gobierno, contó con el agravamiento de las penas contra la sedición y la denominada subversión y tras ello, a consecuencia de un visible enfrentamiento interno de la bancada peronista, en el Congreso de la Nación renunciaron ocho diputados de la Juventud Peronista.
El 1º de julio Isabel Martínez Cartas, viuda de Perón, asume la presidencia en una mañana gris, triste y fría y López Rega –El brujo-, se convirtió -ipso facto- en una especie de primer ministro del que dependerían todas las secretarías que estaban bajo la órbita presidencial.

Si bien estos hechos no competen directamente con nuestro objetivo de relatar episodios de estricta incumbencia rosarina, son necesarios enunciar, muy sucintamente, para poner al lector en el marco histórico y político que permitan explicitar los episodios que se desarrollaron como sus consecuencias en Rosario.
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En octubre de 1973, cuatro meses después que asumía como jefe de policía en Rosario –7 de junio-, el inspector general Albino Soldano, la Agrupación Montoneros y las Fuerzas Armadas Revolucionarias se fusionaron definitivamente, actuando de esa manera bajo el nombre de la primera, siendo por ese entonces los principales dirigentes de las FAR Roberto Perdía (Pelado Carlos); Marcos Osatinsky (Lucio); Roberto Quieto (Negro) y Tulio Roqué (Lino, Mateo o Martín), quienes pasaron a ocupar cargos en Montoneros.
Y fue en la gestión de Soldano que se empezó a gestar un conflicto sindical que alcanzaría relevancia nacional en la ciudad de Villa Constitución.
Como adelantamos en otra columna de este trabajo de investigación, originalmente Villa Constitución era una ciudad agrícola y portuaria que sufrió los avatares de la crisis de 1929.
En la ciudad se ofrecía una infraestructura portuaria de aguas profundas y también ferroviaria, vinculada con el mercado nacional e internacional, elemento que resultó esencial para que en la ciudad se radicaran industrias relacionadas con la producción de acero.
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En 1974, luego de una serie de conflictos gremiales con ocupaciones de fábricas, una coalición de centro-izquierda logró una victoria en las elecciones sindicales con el 64% de los votos.
Apenas iniciada la construcción de los cimientos de Aceros Industria Argentina –Acindar- la ciudad entera modificó su modus vivendi. Dejó de expulsar a sus habitantes deseosos de conseguir trabajo en otras ciudades y, fundamentalmente en Rosario, para convertirse en un polo de atracción inmigratoria laboral a gran escala. Miles de personas tuvieron un trabajo directo o indirecto y dejaron de formar las huestes del ejército de desocupados.
A la radicación de Acindar hay que sumarle la de la planta de aceros finos y especiales Marathón, de capitales alemanes. Y lo propio ocurrió con Acinfer, una fundición que producía piezas para la industria automotriz en gran escala, que en sus inicios perteneció a Acindar y, a fines de los sesenta, fue vendida a Ford y se transformó en Metalúrgica Constitución (Metcon).
Las ciudades de Rosario y San Nicolás proveyeron mano de obra calificada, mientras que Villa Constitución, con su población duplicada, tenía pleno empleo. Como primer secretario de la Unión Obrera Metalúrgica fue elegido Roberto Nartallo, quien se sostuvo en el cargo hasta 1966.
La desastrosa situación económica sindical local –consecuencia de medidas gubernamentales a nivel nacional, provocaron la renuncia de Nartallo, enfrentado con Augusto Vandor (el lobo) y se inician, dentro de la comisión interna de las fábricas, con formación política sólida, una serie de enfrentamientos que derivaron en una huelga, la que se inició el 31 de diciembre de 1969, a las dos de la tarde, en el cambio de turno, debido a que se habían cortado las horas extras, consecuencia directa de un pedido de mayor seguridad laboral. La huelga se extendió hasta marzo de 1970, aunque en forma intermitente.
El cese de las actividades se terminó imprevistamente cuando los operarios se enteraron que parte de la Comisión Interna había arreglado con la fábrica una indemnización mayor a la que le correspondía. La consecuencia fue la desmovilización de los obreros y su deserción.
Los burócratas sindicales de la UOM, a nivel nacional intervinieron la seccional villense para impedir un acto eleccionario, posibilitando con ello, como consecuencia directa, la prepotencia de los patrones de la fábrica.
A pesar de la situación imperante, un grupo sindical clandestino organizado por Orlando Sagristani se formó con la denominación Grupo de Obreros de Acindar (Goda).

Piccinini entra en escena
El que luego sería el secretario general del gremio Alberto Piccinini, había arribado a Villa Constitución, a los 8 años, proveniente de la localidad de La Vanguardia e ingresó a Acindar en 1961, con 19 años.

Piccinini había sido delegado gremial en el transcurso de la huelga del 70 y en 1972 se acercó al Grupo de Obreros Combativos del Acero, en coincidencia con el ingreso de obreros jóvenes a las fábricas de la ciudad villense.
Con el correr del tiempo se formó el Movimiento de Recuperación Sindical (MRS), para lograr la restitución de la seccional de la UOM, dirigida por el interventor Osvaldo Trejo, quien convocó a la Junta de Delegados para elegir a la comisión directiva de Acindar.
Al obtener ese sector la comisión interna, mediante paros recuperaron reivindicaciones y finalmente para profundizar la transparencia de su accionar participaron de las elecciones a través de la conformación de la Agrupación 7 de Septiembre, Lista Marrón.
El dirigente Lorenzo Miguel intentó excluir a Villa Constitución, argumentando que no había “condiciones para las elecciones” y sancionó a Trejo, designando en su lugar a Lorenzo Oddone y a Jorge Ramón Fernández.
El 7 de marzo de 1974, los nuevos interventores se hicieron presentes en Acindar, acompañados del matón Raúl Antonio Ranure, con el objetivo de desprestigiar a la comisión interna, a los que acusaron -área por área- de ser comunistas. Los trabajadores les avisaron a los sindicalistas y se hizo una asamblea espontánea en el frente de la fábrica, donde se enfrentaron muy duramente las partes.
Como resultante de ello, el gremio nacional, a través de los interventores, decidió la expulsión de 14 integrantes de la Comisión Directiva y del Cuerpo de delegados, tras lo cual se produce el despido de los mismos.
Los operarios, mediante sus representantes, obtuvieron una entrevista con directivos de Acindar y les pidieron que se abstengan de participar de la interna, aunque la empresa argumentó que debían acatar lo resuelto por una cuestión legal.
La respuesta fue inmediata: A las 14 de ese día, con el cambio de turno, se decide la toma de la fábrica y se genera un villazo.
[1] En diciembre de 2006, una investigación periodística española descubrió que Almirón vivía en un pueblo de Valencia. Había llegado a España custodiando a López Rega. La Sala I de la Cámara al momento de redactar este pie de página, debía resolver un planteo de Juan Ramón Morales, otro de los líderes de la Triple A, hallado un mes después que Almirón, mientras tomaba un refresco a la sombra de un balcón de su departamento de Carranza y Charcas, en Palermo.
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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política
Foto: Agustín Tosco, Alberto Piccinini y René Salamanca durante la creación de la Coordinadora de Gremios en Lucha en 1974 (Foto Infojus)
Viene de acá: La sociedad mortal: Duret – Díaz Bessone
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