Massera, el Menguele de la Junta Militar – Por Ricardo Marconi

📜 El Rompecabezas de la Muerte en Rosario – Por Ricardo Marconi

Massera, el Menguele de la Junta Militar

 

“Estoy seguro de una cosa; cuando las crónicas se vayan desvaneciendo porque la historia se vaya haciendo más nítida, mis hijos y mis nietos pronunciarán con orgullo el apellido que les he dejado”, argumentó Emilio Eduardo Massera en el Juicio a las Juntas Militares.

La realidad fue otra, Massera terminó condenado a cadena perpetua y fue destituido por homicidio agravado, privación ilegítima de la libertad, tormentos y robos.

En la ciudad de Paraná, un 19 de octubre de 1925 nació el militar que nos ocupa, quien entre 1976 y 1978 formó parte, junto con Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti, de la Junta Militar que gobernó, de facto, la Argentina en el marco de la actuación del Proceso de Reorganización Nacional, tras el derrocamiento de la presidenta constitucional María Estela Martínez Cartas de Perón.

 

Muerto sin arrepentimiento

Durante el juicio a las Juntas fue destituido y condenado a reclusión perpetua e inhabilitación absoluta como autor responsable de los delitos de homicidio agravado por alevosía, privación ilegítima de la libertad calificada por violencia, tormentos reiterados, y robo. Falleció sin haberse arrepentido de ninguno de sus crímenes.

Massera, proveniente de una familia católica fue hijo de Emilia Argentina Padula y Emilio Massera, que era ingeniero y nieto de inmigrantes provenientes de la parte italiana de Suiza.

Vivió su adolescencia en La Plata y finalizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de esa ciudad. A los 17 años ingresó en 1942 a la Escuela Naval Militar, de la que egresó en 1946 con el rango de guardiamarina de la Armada, en el puesto 10º de la promoción 73.

Posteriormente, fue alumno de la terrorífica Escuela de las Américas y del Inter-American Defense College de Washington, donde recibió formación en guerra antisubversiva.

Durante la presidencia de Juan Domingo Perón, de regreso a Argentina, cumplió destino en el Ministerio de Marina y luego en e l Servicio de Inteligencia Naval hasta que fue ascendido al rango de capitán de navío y nombrado comandante de la fragata ARA Libertad.

El 6 de diciembre de 1973, fue nombrado comandante general de la Armada por el presidente Perón, habiendo sido recomendado por el sindicalista Lorenzo Miguel y López Rega, siendo el marino más joven de la historia naval argentina en alcanzar ese cargo, nombramiento que obligó al retiro de catorce oficiales superiores y continuó en el cargo cuando al general Perón lo sucedió su viuda.

Fue promovido por el Congreso y el presidente a la jerarquía de almirante el 13 de agosto de 1974, siendo condecorado por los gobiernos de Chile, Ecuador, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela, Estados Unidos, Taiwán, Colombia, Corea, España, Gabón, Guatemala, Méjico, Nicaragua, Sudáfrica y Uruguay.

Asimismo, fue miembro de la Comisión Directiva del Centro Naval e Instituto de Publicaciones Navales, socio honorario de la Liga Naval Argentina y miembro académico de Instituto de Ciencias Políticas de la Facultad de Derecho y Ciencias sociales de la Universidad de Buenos Aires, así como doctor honoris causa de la Universidad John F. Kennedy.

Y hasta se lo nombró periodista Honoris Causa del Instituto Latinoamericano de Intercambio Periodístico y doctor Honoris Causa de la Universidad del Salvador, entre otros reconocimientos.

Se casó con Delia Esther Vieyra, con quien tuvo dos hijos: Eduardo Enrique y Emilio Esteban.

 

Massera, un seductor 

Le gustaba a Emilio Massera asistir a lugares nocturnos de moda, como Mau Mau y era conocido por intentar seducir a mujeres, a pesar que en ese tiempo ya estaba casado, por lo que era el comentario general su relación con varias amantes, entre las que se contaban vedettes, actrices y hasta la esposa de una de sus víctimas, cuyo marido era de apellido Branca.

Y en julio de 2010 la prensa dio a conocer un controvertido informe de la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile (DINA), producido durante el desarrollo de la dictadura de ese país, según el cual Massera habría tenido como amante a la actriz, modelo y vedette Graciela Alfano, a fines de la década del 70.

 

El Massera golpista

Como se señaló, el 24 de marzo de 1976 lideró junto con Videla y Agosti el Proceso de Reorganización Nacional que derrocó a Isabel Martínez Cartas de Perón.

Dicha dictadura cívico militar, de la que Massera fue ideólogo y planificador, provocó – según un agente de la inteligencia chilena-, la desaparición documentada por la inteligencia argentina, en un listado de unas 6.000 personas entre muertos y desaparecidos. La cifra no es la misma que dicen tener organismos de Derechos Humanos.

 

En la ESMA

La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), bajo la dirección de Massera, fue considerada a nivel mundial como uno de los centros clandestinos de detención más grandes y notorios del país de lo que los juicios y los liberados posteriormente dieron cuenta de las sanguinarias prácticas de este militar. Allí funcionaba el famoso Grupo de Tareas 3.3.2, creado por el almirante.

El almirante rivalizaba con Videla. Junto a Roberto Viola representaban una línea de las Fuerzas Armadas proclive a ceder prontamente el poder a los civiles, en lo que tenía como copartidarios a Carlos Guillermo Suárez Mason y Luciano Benjamín Menéndez. Este par de generales comandaban los más grandes centros clandestinos de detención, siendo enemigos de cualquier salida democrática y apertura política.

Estableció en París el «Centro Piloto» para perseguir a los argentinos exiliados, además de designar a Alfredo Astiz para infiltrarse en las Madres de Plaza de Mayo. Todo a la espera de que Videla le entregase el poder. Por esto Massera criticaba las políticas económicas de José Alfredo Martínez de Hoz.

Aquí es necesario agregar que Federico Bartifera fue alfil de Massera entre un grupo de diplomáticos de carrera. Falleció en el 2009 y, casualmente, pertenecía –me dicen- a la P-Due.

Cuando el primer embajador de la Junta en Caracas el radical balbinista Héctor Hidalgo Solá fue llamado en consulta a Buenos Aires, siendo asesinado.  Casualmente, Bartifera ocupó su lugar en Caracas, donde funcionaba un “centro piloto” como el parisino.

Massera se separó del gobierno el 15 de septiembre de 1978, cuando pasó a retiro y nombró como comandante en jefe de la Armada al vicealmirante Armando Lambruschini, quien automáticamente ascendió a almirante, aunque en antiguo lugar en la Junta fue nombrado Viola.

 

Almirante “Cero”

Así se lo denominaba en el mundo de las patotas de la ESMA, donde se lo recordaba como un joven oficial antiperonista, antes del golpe de 1955. Dos décadas después se transformó “como una mariposa” en un interlocutor válido de Isabel Perón, cuando fue presidenta a partir del 1º de julio de 1974.

 

Proyecto político

Massera, aún apartado del poder, comienza su proyecto político, creando su Partido Por la Democracia Social, apoyado por su diario Convicción, cuyos colaboradores periodistas habían sido detenidos en la ESMA. Aún le faltaban dos años para terminar su comandancia para dedicarse a la política ante un eventual llamado a elecciones.

En 1981 la comandancia del almirante Lambruschini estaba por terminar. El sucesor fue el vicealmirante Jorge Isaac, lo cual significó una influencia importante de Massera en los asuntos internos de la Armada.

Cuadros políticos de Massera terminaron en negocios privados, como el caso de Jorge Radice, socio de Rodolfo Galimberti hasta que este se murió y también Ricardo Cavallo desarrolló emprendimientos tecnológicos en México, hasta que fue extraditado, primero a España y finalmente a la Argentina [1].

 

Las causas judiciales

Al finalizar la dictadura fue investigado por la CONADEP, creada específicamente para encargarse de la instrucción sobre el terrorismo de Estado y el 16 de enero de 1983 se presenta como candidato a presidente de la Nación por el Partido de la Democracia Social, pero el 21 de junio del mismo año es detenido por el juez federal Oscar Mario Salvi, por la presunta participación en la desaparición del empresario Fernando Branca, con lo que se lo imposibilitó de participar  de la contienda electoral.

El 22 de abril de 1985 fue juzgado por violaciones a los derechos humanos y otros delitos de suma gravedad y condenado a prisión perpetua y pérdida del grado militar por los delitos siguientes: 3 homicidios con alevosía, 12 tormentos, 69 privaciones ilegales de la libertad, 7 robos, 17 desnudos públicos y 3 casos de vandalismo, siendo el 29 de diciembre de 1990 indultado por el ex presidente Carlos Saúl Menem, motivo por el cual recuperó la libertad hasta 1998.

Este último año fue nuevamente puesto en prisión preventiva por causas relativas al secuestro y denegación de identidad a menores durante su gobierno por la juez María Servini de Cubría.

La jueza se basó en que la apropiación de menores y los restantes cargos imputados eran considerados delitos contra la humanidad y, por lo tanto, no prescriben.

En 2001 el juez federal Gabriel Cavallo declaró anticonstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, que habían paralizado los juicios contra militares de rango inferior al de coronel durante los quince años anteriores.

En diciembre de 2002, tras el estallido de un aneurisma cerebrovascular fue intervenido por el cirujano mayor Pedro Mallo y las secuelas llevaron a que el 17 de marzo de 2005 fuese declarado incapaz por demencia, por lo cual se suspendieron las causas en su contra, aunque allí no terminaron los eventos relacionados con Massera, ya que el 31 de agosto de 2010, la Corte Suprema de Justicia confirmó las sentencias de tribunales inferiores y resolvió que el indulto de Menem no fue constitucional y la condena que anuló debía  ser cumplida efectivamente.

 

El caso Branca

El 28 de abril de 1977, el empresario Fernando Arturo Branca, un exmiembro del Servicio Penitenciario, mayorista de papel reciclado y propietario en Rauch de tres mil hectáreas sembradas con lino desapareció misteriosamente cuando salió a navegar con su socio, el almirante Massera y su cadáver nunca fue encontrado.

Massera intercedió ante el contralmirante contador Andrés Covas, puesto por él en la presidencia del Banco Central, para que autorizara una transferencia internacional por 1.600.000 dólares, para poder comprar los campos de Branca.

Massera utilizaba un departamento de la calle Darragueyra, que su padre había comprado a la locutora y exmodelo Teté Coustarot, para sus encuentros con amantes, citas protegidas por su numerosa custodia. Allí admitió haber estado Martha Rodríguez McCormack, esposa de Fernando Branca y amante de Massera.

Branca tenía vínculos económicos con Massera, y quienes lo relacionan a este con su desaparición plantean tanto la hipótesis de que su socio quiso defraudarlo -al desaparecer era propietario de dos departamentos en Estados Unidos y al menos uno de ellos pasó a su primera mujer- como la de su relación amorosa con la esposa de Branca, aunque lo realmente importante era la parte económica.

El 17 de junio de 1983, antes de finalizada la dictadura, fue procesado y detenido por este hecho.

 

El caso Holmberg-Dupont

Massera fue responsable de la muerte de Elena Holmberg y de Marcelo Dupont. La diplomática Holmberg fue secuestrada en 1978, en Buenos Aires, apenas había vuelto de la capital francesa, donde trabajaba en la Embajada Argentina.

Fue secuestrada por el Grupo de Tareas 3.3.2 de la Armada y se responsabilizó a Massera por este hecho, ya que había ordenado su traslado a Buenos Aires.

El cadáver apareció más tarde en las aguas del Río Luján en el Tigre. Elena trabajaba en el Centro Piloto de la Marina Argentina para contrarrestar la campaña anti argentina en Francia. ​ Hombre había dicho que tenía una foto de Massera con el dirigente montonero Mario Firmenich y le había contado a Videla de las relaciones entre Massera y la organización montonera. ​ La reunión de Massera con el dirigente montonero se debía a un acuerdo entre la cúpula de la dictadura militar y esta organización guerrillera.

Dupont era un publicista que apareció muerto luego de haberse arrojado a la calle desde las alturas de un edificio en construcción, en un aparente acto de suicidio, pero pronto se dudó de tal versión, ya que el fallecido era hermano de Gregorio Dupont, quien intervino como testigo en el juicio por el asesinato de la diplomática Holmberg. El cadáver de Dupont mostraba marcas de estrangulación en vida, y se atribuyó a Massera participación en el hecho, tratándose de demostrar que Dupont había sido apresado y luego arrojado al vacío por sicarios del almirante.

El humor negro argentino acuñó una broma diciendo que Massera era el hombre más rico del mundo porque no le importó arrojar un Dupont por la ventana -haciendo referencia a la famosa y cara marca de encendedores-, de igual grafía que el apellido del malogrado publicista.

 

Massera y la P2

El nombre de Massera figuraba en la lista de 963 integrantes que la policía italiana secuestró en un procedimiento en 1981 al investigar las acciones de la Logia Propaganda Due.

Su nombre se hallaba junto a los de José López Rega y “Corbatita” Raúl Alberto Lastiri, y a los de numerosos industriales y políticos italianos, entre ellos Silvio Berlusconi. La logia, desde entonces declarada ilegal por el gobierno italiano y presuntamente disuelta, estaba bajo la dirección de Licio Gelli “El Venerable”, por su autoridad incuestionable dentro de la P2 o “El Titiretero”, por su habilidad para manipular, o “Belphegor”, por ser uno de los siete príncipes del infierno. Era, este último, el mejor apodo que lo simbolizaba.

Nacido en Pistoia, en 1919, Gelli era fascista, inescrupuloso, sombrío y hábil para tejer redes para generar sumisión y obediencia, elementos de su personalidad con la que construyó una vida de poder para vivir en la opulencia. Cuando cumplió 18 años se enroló como voluntario en las falanges de Franco en España y al regresar a Italia formó parte de las “camisas negras”.

Fue un antiguo operador de Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial, luego encargado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de mantener una red clandestina de operaciones anticomunistas. Y en vísperas de la caída del fascismo se convirtió en partisano para obtener la benevolencia de las autoridades locales comunistas de Toscana. Trabajó como operario en una fábrica de colchones y luego formó su propia empresa, entrando en 1960, de lleno, a la masonería.

Gelli habría conocido a Massera a través de Juan Domingo Perón, que a su vez conoció a Gelli por intermediación de Giancarlo –Elía Valori durante su estadía en Puerta de Hierro. A cambio, habría facilitado las relaciones de Massera con el Vaticano y Estados Unidos.

Gelli falleció a los 96 años, en su mansión de Arezzo, el jueves 17 de diciembre de 2015 como “capo” de los masones y anticomunista convencido, habiendo sido figura central de muchos escándalos políticos y financieros que sacudieron Italia en las décadas del 80 y 90. Incluso llegó a ser agregado comercial de la Embajada Argentina en Roma, nombrado por López Rega.

Por esa razón tenía la ciudadanía argentina y un pasaporte diplomático para evitar ser acosado por periodistas que le hacían preguntas inquietantes en aeropuertos internacionales.

Víctor Basterra, sobreviviente de la ESMA, torturado y sometido a trabajo esclavo, admitió haber sido forzado a realizar pasaportes para Licio Gelli, a pedido –según versiones-, del excanciller Alberto Vignes.

 

Anécdota

El periodista Daniel Vittar contó como anécdota, en una de sus columnas, un ejemplo de su relación con Massera: “Se cuenta que cuando lo arrestaron por primera vez-tenía en su poder un pasaporte falso argentino que luego se descubrió, había sido realizado por prisioneros de la Escuela de Mecánica de la Armada”.

Hay que dejar claro que, en 1974, Massera formaba parte de la organización fascista aludida y buscó formar parte de la masonería italiana, aunque es de hacer notar que la logia lo repudió, pese a lo cual -se decía en el interior de la organización-, consiguió “territorios de poder de decisión” en el Vaticano, a sabiendas de que disponía de la vida y de la muerte de personas por intermedio de  sus subalternos en el servicio de inteligencia de la Armada.

Pero volvamos a Massera. Internado en el Hospital Naval de Buenos Aires, Argentina, murió, sin poder controlar su cuerpo, tras estar inconsciente, a los 85 años como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, a las 16:10 del 8 de noviembre de 2010, cuando estaba siendo procesado con nuevos cargos. Sin embargo, el deceso se dio a conocer a la prensa pasadas las 17.

La noticia de su muerte circuló por Twitter antes que en los medios. En pocos minutos generó revuelo, y su apellido, símbolo de la dictadura argentina, se convirtió en trending topic poco a poco ascendió en la columna de los asuntos del día con más referencias en el mundo.

El indulto del expresidente Carlos Menem, ya mencionado, lo dejó sin la perpetua. Vale recordar que la Corte Suprema confirmó sentencias de tribunales inferiores que habían fallado sobre la inconstitucionalidad del perdón de Menem y quedó firme la condena original del 9 de diciembre de 1985. Asimismo, estaba siendo juzgado en ausencia en Italia.

Se llevó a la tumba invalorables secretos sobre el destino de desaparecidos y sobre niños que sufrieron idénticas circunstancias o fueron apropiados, tras nacer en la ESMA.

En vida, aseguró –y se jactó-, de haber llevado adelante una “guerra justa con el aval de políticos, empresarios y sacerdotes”.

 

Massera comparado con Menguele

El mujeriego almirante –como se lo conocía en la Armada-, imaginó la captación de Montoneros y terminó siendo señalado por sus pares en los medios como “una máquina de matar” y de genera política como el Proceso de Reorganización Nacional que tomó el poder en 1976.

Como un Josef Menguele de la política trató de conformar un laboratorio, desde donde planteaba una gestión de terror, negociación y aprovechamiento del instinto de supervivencia de sus víctimas, aunque no logró que los cautivos se convirtieran en miembros de la inteligencia de las patotas y, por el contrario, los sobrevivientes brindaron testimonio sobre cómo funcionaba la maquinaria de muerte masserista.

 

Operativo Cóndor 

Los marinos Oscar Montes y César Guzzetti estuvieron a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores cuando se desplegó el Operativo Cóndor, mediante el cual colaboraron mancomunadamente las dictaduras de Sudamérica, intercambiando información y prisioneros.

Rosario sufrió, como todo el país, las consecuencias de la toma del poder del  Proceso como lo fueron numerosas muertes, las que en algunos casos fueron consideradas masacres, a lo que debe agregarse “la fragmentación social, la desindustrialización, la destrucción económica en el área de la agricultura y en el aspecto financiero, a lo que se sumó  la caída de trabajadores  en lo atinente a la renta nacional y la puja por la distribución de beneficios económicos, todo bajo lo que puede ser considerado un gigantesco disciplinamiento social”, según el economista Adolfo Canitrot, en 1979.

Massera quería ser el sucesor de Juan domingo Perón, e inició su carrera persiguiendo ese ambicioso objetivo cuando formaba parte de la Junta Militar.

Claudio Uriarte, en la biografía del militar, señaló que el marino quería ser el sucesor de Perón y agregó que en la ESMA dio rienda suelta a algunas de sus perversidades. Mezclaba, en su retórica, aspectos liberales y desarrollistas, mientras se reunía secretamente y públicamente con empresarios y sindicalistas, así como con políticos europeos.

Los más jóvenes argentinos quizás no sepan que creó el diario “Convicción”, al que los políticos de ese tiempo calificaban de “proyecto confuso”.

 

Massera consentido

“El “negro” Massera, como se lo conocía entre los artistas, fue mimado por la farándula que apoyaba su delirio funabulesco, a pesar de que llovían las versiones de que había dispuesto el secuestro de empresarios para hacerse de sus bienes, como por ejemplo sus caballos de carrera, uno de sus berretines.

Estaba obsesionado, además, por liderar todo lo relacionado con la represión y en el seno de la Junta Militar se le permitían brutales desbordes, mejicaneadas y crímenes de personas que pertenecían a las clases altas de la sociedad argentina, de lo que pretendía obtener “botines de guerra”. Era, quizás, la motivación o el incentivo que tenía para enfrentar a la guerrilla con sadismo, en un marco de corrupción y, porque no, de banalidad ominosa.

 

Arresto domiciliario

En un período de su vida Massera estuvo bajo arresto domiciliario en su quinta del Talar de Pacheco, un terreno de 9.000 m2, arbolado, con pileta y dos canchas de tenis, comprada en 1977, desde donde debía salir cuando era citado por la justicia que lo investigaba por una causa de apropiación de bienes de desaparecidos, en la que también habrían sido convocados a declarar sus hijos Carlos y Eduardo.

Aunque a quien esto escribe no le consta, por no poseer suficientes elementos, hay versiones que indican que Massera se burlaba de su arresto domiciliario cuando se hallaba fuera de perímetro de su domicilio legal y en Barrio Norte. Sí fue remitido, en diciembre de 2002 al sector VIP de la cárcel de Gendarmería Nacional, en Campo de Mayo, tras lo cual, como se indicó, fue derivado al Hospital Naval, donde quedó internado por un derrame cerebral y el antes puntualizado infarto, tras lo cual se le habría colocado un marcapaso, teniendo como otra sintomatología un babeado casi permanente y falta de control de esfínteres.

 

 

[1] En una próxima columna haremos referencia a los gerentes de la ESMA y los negocios derivados de la misma.

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*Ricardo Marconi es Licenciado en Periodismo y Posgrado en Comunicación Política

Viene de acá: Los expedientes de los años negros de la dictadura en bodegas de seguridad

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